Injustificada y aberrante… son dos de los calificativos usados por el empresariado en contra del fallo judicial que obliga a la minera Los Pelambres a demoler el muro de su tranque de relave El Mauro. El fallo se tomó como una victoria de la comunidad de Caimanes, en la IV Región, contra la minera del grupo Luksic pero para el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Hermann von Mühlenbrock, significa un quiebre en las reglas del juego. Este fallo, dijo en un comunicado, “deteriora la institucionalidad ambiental, ya que le quita toda validez y resguardo a los permisos que ésta otorga para el desarrollo y funcionamiento de los proyectos. No puede haber progreso y desarrollo si no existe la certeza jurídica mínima para operar”.
Más duro fue el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, (CPC), Andrés Santa Cruz, quien tildó derechamente de “aberrante” la decisión judicial. “La verdad –dijo- es que la empresa tiene todas las resoluciones ambientales, tiene todas las aprobaciones, ha cumplido en forma estricta con la legislación”. Y se preguntó Santa Cruz sobre el daño ecológico que significará derribar el tranque, “Creo que estamos en presencia de algo insólito, por decir lo menos”, alegó el líder máximo de los empresarios.
Una comunidad pide que no la priven de su agua potable. Una minera alega que este fallo paralizará su faena creando gran desempleo. Líderes empresariales señalan que se ha cumplido con las reglas existentes y que un juez está fuera de lugar… Qué gran oportunidad entrega este caso de Pelambres para repensar nuestras leyes medioambientales poniendo al ser humano por sobre la suma y resta de lo que la economía entiende fríamente por “progreso”…