Esta es una provocación de las más bajas… Aprovechando una supuesta donación por motivos humanitarios, el ministro de Defensa de Bolivia lució una chaqueta con la leyenda “el mar es de Bolivia”, cuando hizo entrega de 13 mil litros de agua para los damnificados del norte chileno.
Jorge Ledezma, en nombre de su Presidente Evo Morales, mezcló dos planos que son irreconciliables, como lo es la ayuda desinteresada con el interés de ponernos en la cara una proclama, un panfleto.
El canciller chileno, Heraldo Muñoz, agradeció la ayuda pero, por supuesto, quiso decir, “de manera clara”, “que la tragedia y el dolor de la catástrofe en el norte no se debe utilizar para propósitos políticos de la campaña comunicacional boliviana”.
Bolivia está en todo su derecho de exigir reivindicaciones que considera justas. Puede hablar en foros internacionales de despojos históricos o de tratados mal habidos. Incluso, puede soslayar que esos tratados que fijaron los límites de hoy fueron firmados luego de perder una guerra que ellos mismos iniciaron y de acuerdo a convenciones que han permitido el ordenamiento del mundo occidental. Bolivia puede hacer todo eso. Pero lo que no podemos aceptar, es esta burla en nuestro propio territorio aprovechando una tragedia que nos remece…