PUNTERO FANTASMA

Puerto Montt, el mito del club más austral del mundo

Felipe Pumarino |

Fundado el 6 de mayo de 1983, el Club de Deportes Puerto Montt pudo tener un nombre más original: Deportivo Angelmó, Deportes Reloncaví y Austral fueron alternativas que se barajaron para el bautismo. Al final primó lo obvio, nada raro si consideramos que su lugar de nacimiento fue un salón municipal lleno de burócratas.

Desde entonces, la institución se enorgullece de ser “el club de fútbol profesional más austral del mundo”. Siendo francos, ese título es dudoso, pues en la Primera B Nacional de Argentina hoy juega el Guillermo Brown de Puerto Madryn -antes disputó ese torneo la CAI de Comodoro Rivadavia- que objetivamente están más al sur de Puerto Montt.

Los “lancheros” -el olvidado primer apodo de los portomontinos- nacieron a la carrera, tal como sus primos de la Región de Los Lagos. Una serie de partidos contra equipos amateur de la zona sirvieron para acomodar el plantel antes de su estreno en agosto, una impensada victoria como visita por 2 a 1 ante Deportes Concepción. «Los porteños mataron a los leones de Collao», tituló el diario El Llanquihue tras el triunfal debut.

Pero las cosas nunca serían fáciles para Puerto Montt. Aunque pronto se afirmó en el nuevo torneo, vio cómo sus ex compañeros de curso –Valdivia y Osorno– conseguían relativamente rápido el soñado ascenso. Los “delfines” -su nuevo apodo- eran un equipo que participaba dignamente, pero no lograba de verdad entrar a la pelea por subir.

Al cabo, debieron pasar casi 15 años para llegar a la meta. En 1996, segundos detrás de La Serena, los portomontinos ascendieron a Primera. El carnaval se tomó las calles de la ciudad.

Aunque pasaron 5 años instalados con cierta comodidad en el nivel más alto, de pronto los albiverdes se cayeron y comenzaron a dar bote para ganarse el triste mote de equipo ascensor. Entremedio, intentaron consolidar una alianza con la industria salmonera -entonces los apodaron “salmoneros”- que en 2003 los llevó a usar el uniforme más extravagante visto en el fútbol profesional chileno: camiseta color salmón y gris, emulando al dichoso pez. El experimento duró poco.

El 2012, sin que nadie calibrara mucho el drama, Puerto Montt se fue a la tercera categoría de nuestro fútbol. Así una ciudad grande y próspera, con una fanaticada leal y quizás el estadio más lindo de Chile, se resignó a mirar el fútbol grande desde muy lejos.

Hoy Deportes Puerto Montt intenta salir de ese pozo sin fondo llamado Segunda División Profesional, donde 12 equipos se matan cada año a lo largo de Chile para obtener un miserable ascenso.

Gracias a las presiones políticas, en 1983 el fútbol chileno corrió su frontera 350 kilómetros al sur. Así ganó nuevos clubes, estadios e hinchas; sumó clásicos locales y se regaló la bonita posibilidad de aprender a jugar a la pelota aunque llueva a chuzos. Sin presión de nadie, 30 años después esos tres cuadros están relegados al sótano y el límite sur de nuevo parece blindado en Temuco. Y eso a nadie parece importarle.

Fotos: Dpmchile.cl, Diario Austral.

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