Recordamos su tercer show en el Teatro Cariola.
Por Rainiero Guerrero
Fotos: Rock And Click
Tiene 47 años y musicalmente ha visionado el futuro musical como pocos. Su sonido es contundente, sus canciones son perfectas, pero no al estilo rock progresivo. Con Steven Wilson, la perfección es en un sentido orgánico. Su música se puede oler y es cercana, pese a sus diversas complejidades. Sin caer en frases pretenciosas, Wilson continúa una herencia musical de Radiohead o Portishead ¿Algo de Pink Floyd? No creo, porque tal como lo señalara sobre el escenario, sus influencias más fuertes fueron los británicos ochentas con bandas como Tears for Fears, Orchestral Manoeuvres in the Dark, The Smiths o Joy Division.
Steven Wilson llegaba por tercera vez a nuestro país y bajo el brazo su impecable nueva producción «Hand. Cannot. Erase», que incluye el sencillo del mismo nombre, su parte más pop, pero que le agrada y le sienta muy bien como ha señalado en diversas entrevistas. Pasajes sonoros intensos y complejos para dar paso a una simple canción con guitarra acústica y tres acordes que son más que suficientes y que dan el equilibrio a un show intenso, más no denso.
En su tercera noche de presentación en el Teatro Cariola dedicó algunos pasajes para Porcupine Tree, su banda imaginaria que soñó en 1987 y que logró llevar a la realidad repasando sólo toques para dar algo más que un simple show ‘seteado’ a un fiel y conocedor público nacional quienes agotaros las tres noches en el renovado teatro de la calle San Diego.
Pero lo de Wilson no es al azar, sus músicos no son cualquiera y el cuarteto que lo apoya es un verdadero muro de contención que pudo perfectamente correr el teatro un par de cuadras al poniente. Destaca la figura de Dave Kilmister, guitarrista que hizo las labores de David Gilmour en las tres visitas de Roger Waters en nuestro país, todo apoyado por un penetrante contenido visual animado que dan vida a los relatos musicales de Steven Wilson.
En tiempos donde se discute si el rock tiene futuro o de si este género pasó a mejor vida hace un tiempo atrás, da la impresión que Wilson es la representación del sonido de algo nuevo, así es como debería sonar esta nueva música y así es como se debe interpretar, con esa mezcla equilibrada entre lo complejo y lo sencillo.