Financiar la política… si hay un tema de fondo en toda esta crisis que está en pleno desarrollo, ese es el del financiamiento de la política. O sea, de dónde deben provenir los fondos para el pago de campañas electorales o del funcionamiento de los partidos políticos. Y aquí se han escuchado opiniones variadas, desde los que defienden el derecho de los privados –incluso las empresas- de aportar en lo que llaman el devenir social, a la institucionalidad, a los que estiman que el financiamiento de algo tan republicano, tan fiscal como es la organización de las ideas y el poder debe estar necesariamente en manos del Estado.
Como ves, son dos visiones contrapuestas y estamos en medio de un péndulo que pareciera ir del lado de la legitimidad de los aportes privados –empresas mediante- al del Estado vía impuestos , algo que parte de la ciudadanía lo ve como un despilfarro de plata del erario nacional. Pero, ¿qué nos sale más caro como sociedad, que dejemos que las empresas compren campañas y partidos o que las alejemos de algo que debiera ser materia única del Estado?
Hoy, por ejemplo, se conoció por medio de La Tercera, que poderosa eléctrica Endesa confirmó pagos a políticos por $549 millones. O sea, una empresa controlada por la transnacional italiana por medio de otra española les pagó a políticos chilenos que alguna vez podrán ver y decidir sobre leyes que los incumbe.
Esos presuntos pagos, dice el diario, se habrían efectuado entre 2009 y 2014. Los dardos apuntan a Jorge Rosenblut, quien ha sido sindicado como recaudador de campañas políticas de la Nueva Mayoría y actualmente es el presidente del holding Enersis al cual pertenece Endesa.
Cómo ves, a veces lo que parece más barato nos termina saliendo más caro…