Estamos a 15 de junio y aún no llueve en el centro del país… Y, según los pronósticos, no se espera una gota de agua en los próximos 8 días en la capital. La sequía es un tema rotundo, preocupante, una alarma que no hemos sabido asumir con responsabilidad y eficacia. ¿Estamos haciendo campañas al respecto? ¿Estamos siendo sensatos a la hora de entender al agua como un elemento verdaderamente vital, de todos, un derecho universal?
Nuestro Código de Aguas está obsoleto, nuestra institucionalidad al respecto es nula, inexistente y confeccionada a espaldas de los que se han visto más perjudicados que son comunidades completas. Seguimos creyendo que el agua es un bien de mercado, un bien de consumo, una variable de la compra y venta. Una manija de los poderosos. Pero el agua sigue escaseando y, por lo que se desprende estudios y análisis científicos, es una realidad que vino para quedarse y, ante la cual, tenemos una mirada economicista más que humanitaria…