En septiembre llegará a cines de diversas partes del mundo el documental ‘Roger Waters: The Wall’, que plasma lo que fue la gira mundial de tres años recreando en escena el concepto del legendario álbum de Pink Floyd. La gira en cuestión partió en 2010 y fue posible porque Waters conservó los derechos de la obra, tras la pelea en tribunales con Gilmour y Nick Mason en 1985, que lo dejó sin derechos sobre la marca Pink Floyd, pero sí del disco que craneó en 1979.
A propósito de ese próximo estreno, el músico conversó con el diario español El País, declarando entre otras cosas que “estoy en un lugar muy diferente al del miserable y jodido Roger de hace tantos años. Ahora estoy mucho más feliz con el público y conmigo mismo, aunque menos contento con lo que está sucediendo en el mundo”.
“’The Wall’ aún es una acción de protesta. Es mucho menos sobre la historia del chico y su pérdida que sobre la preocupación de todos los que perdemos a gente en guerras. Al final del día todos podemos ser daños colaterales, que es un eufemismo para decir: gente inocente muerta. ‘The Wall’ es hoy una pieza sobre cualquier persona que sufre en cualquier conflicto”, reflexionó.
El mensaje, en sus palabras, sigue siendo relevante por cuanto “todavía no hemos aprendido a proteger a este pequeño planeta del desastre. Hablo del cambio climático, los océanos, pero no sólo eso. Después de la Segunda Guerra Mundial pensábamos que los países occidentales teníamos una cosa llamada democracia, que haría que todo funcionara. Pero tenemos que darnos cuenta de que ahora hay otras fuerzas que son más poderosas que esa vieja idea griega. El dinero, la avaricia, el lado oscuro de la naturaleza humana… es una batalla intensa y difícil, que estamos perdiendo”.