PUNTERO FANTASMA

El verdadero motivo de la clausura de Pedreros

Felipe Pumarino |

El 10 de mayo de 1975, 4.157 espectadores fueron testigos de un pálido empate sin goles entre Colo Colo y Regional Antofagasta. Era el segundo match oficial que los albos disputaban en su recién estrenado “Estadio de Pedreros”. La inauguración, dos semanas antes, había sido una fiesta con más de 40 mil personas en las galerías. ¿Por qué el fervor se diluyó?

Factor crucial era el pobre rendimiento del equipo. Con una sinceridad inusual, así lo explicaba el arquero Adolfo Nef: “Hubo un año en que la U fue subcampeón exclusivamente por el miedo que nos tenían. Hasta hace un tiempo Colo Colo también ganaba por presencia, pero llegó un día en que nos jugaron de igual a igual y se dieron cuenta de que el león no era tan bravo”. Una de las ideas que circulaban para mejorar el rendimiento era “rechilenizar” el plantel albo, tal como se había experimentado 20 años antes. A la Unión Española, con casi puros chilenos, le estaba yendo de lujo en la Copa Libertadores: era un ejemplo a imitar, se decía.

Otro motivo para explicar la baja en las asistencias de Colo Colo era la precariedad del nuevo estadio. Objetivamente, el coliseo estaba a medio terminar y era bien incómodo. La revista Estadio denunciaba que el áspero cemento de sus graderías molía la ropa y los riñones: “Pero hay un factor que gravita tanto o más que los asientos, la carencia de servicios higiénicos y vías de acceso expeditas, o la escasez de locomoción, que atenta contra el deseo lógico del hincha albo de asistir a los partidos”.

Ese factor decisivo era el pésimo estado de la cancha. El terreno era disparejo, el pasto “parecía maleza” y sus extrañas dimensiones la convertían en “la más larga de Chile”, algo de lo que todos los jugadores se quejaban por parejo. Cualquier canchita de barrio estaba en mejores condiciones, se comentaba, y el espectáculo que se veía en Macul era deplorable.

El técnico de Antofagasta, Rosamel Miranda, fue rotundo tras rescatar un puntito en Pedreros: “Lo que está haciendo Colo Colo es elogioso: ojalá cada club tuviera su estadio. Pero lo primero que necesita un estadio de fútbol es la cancha y no hubo preocupación por este aspecto. Cuando esté terminado será una maravilla, pero por ahora no tiene nada. El camarín que nos tocó -aparte de ser una heladera- está a más de un kilómetro de la cancha. Los jugadores tienen que irse en micro”. Si de él dependiera, sentenció, clausuraría de inmediato el estadio.

El reclamo por el mal estado de los campos ajenos es una constante del fútbol mundial. Lo insólito es que, en este caso, las protestas recibieron rápido respaldo del propio plantel colocolino. El portero Nef denunciaba que el terreno era un campo minado y la pelota daba botes para cualquier parte. Y el rudo zaguero Leonel Herrera evaluaba que la cancha era harto mala: “Nosotros preferiríamos jugar en cualquier otra, pero nos han explicado que tenemos que hacerlo ahí porque es lo más conveniente para el club. Si jugamos en el Estadio Nacional, por ejemplo, se descuenta el 40% [de la recaudación]; acá, en cambio, sólo el 10%. De modo que tenemos que sacrificarnos con los hoyos y las champas de maleza”.

Un año antes, tras el debut de Aviación en Primera, presiones del resto de los clubes habían forzado la clausura y completa remodelación del destartalado estadio de la FACH en la base aérea El Bosque. “Aquella cancha era mejor que la de Pedreros. Pero Colo Colo no puede seguir el ejemplo: que se juegue allí o no depende en gran parte de que el estadio sea lo que debe ser”, proclamaba Estadio.

Eso no ocurrió. Apenas se alcanzaron a jugar otros 4 partidos en el recinto de Vicuña Mackenna con Departamental antes de que las autoridades decidieran, debido a las malas condiciones sanitarias, su clausura hasta nuevo aviso. Pero ojo: durante esas escasas fechas en que Colo Colo jugó en su cancha, llevó más público que ningún otro club chileno. El plantel albo, sin embargo, saludó con alegría el  cierre; a la larga, habían sido los propios jugadores los principales promotores de regresar a la localía en el Nacional. Y ese “nuevo aviso” para el estadio de Pedreros, por cierto, no vendría hasta 1989.

Fotos: revista Estadio.

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