Por Javier Sandoval
Me gustan los discos debut. Me agrada sentir en éstos las verdaderas identidades que tienen los músicos a la hora de componer, además de sus principales influencias para tomar por primera vez sus instrumentos, y soñar que pueden estar parados en el escenario de un estadio lleno de fanáticos que corean el nombre de su respectiva agrupación.
Hay comienzos sin pena ni gloria, pero también existen otros que están cargados de ganas de devorar todo a su alrededor, tal como el del grupo nacional Nueve Círculos con su álbum homónimo (2015). En este, el conjunto logra transmitir energía, tripas y corazón, igual como si estuvieran tocando en el patio de sus casas frente a sus amigos más cercanos. Una primera carta de presentación que no necesita virtuosismo ni exagerados arreglos técnicos para demostrar una actitud cargada de rock and roll a la vena.
Desde el limbo hasta el pozo de los desleales
Nueve Círculos es un grupo de rock nacido en 2011 y compuesto por José Pablo Castro (voz), Álvaro Matamala (guitarra), Jorge Muñoz (bajo) y Pablo Abatte (batería). Si bien sus primeros ensayos se remontan a mediados de 2007, fue sólo hace cuatro años que se establecieron definitivamente con su formación actual. Puede ser poco tiempo, pero en ese periodo el conjunto aprendió a conocerse entre ellos: identificar, desde sus mañas, hasta las maneras en que cada uno improvisa cuando toca. Un factor fundamental para transformar una banda “hobbie” en una seria con ganas de progresar.
Tras su evolución, tanto instrumental como mental, decidieron dar el primer gran paso de todo músico: grabar un álbum. Nueve Círculos conoce los riesgos entre “hacer un disco” y “hacer un buen disco”, dado que aquel es y será una tarjeta de presentación a los futuros espectadores y además un punto de comparación eterno con sus siguientes trabajos.
El LP fue grabado en la sala Audiocustom y fue grabado, mezclado y masterizado por Felipe Ferrada. Sin caer en clichés ni en citas rebuscadas, dicho material se puede definir en una sola palabra: entretenido. En sus 45 minutos de duración, es posible percibir harto sentimiento y sinceridad, basada principalmente en la confianza que hay entre los músicos. Son 10 temas bastante sólidos, pero que no dejan de ser amigables al oído. Temas rockeros de carácter radial que, sin embargo, no rozan con el pop.
Rugidos en los nueve infiernos
Las dos canciones con que inicia el debut discográfico de Nueve Círculos son parte de su primera oleada creativa, influenciada especialmente por Queens of the Stone Age y Kyuss. “El Camino” es el encargado de abrir el viaje musical por los nueve círculos del infierno, guiado por un bajo que retumba hasta el alma y un desértico ritmo de batería. Por su parte, y siguiendo la misma esencia anterior, en “El Valle de los Trashumantes” se percibe una radiografía de Santiago, especialmente vista por quienes son de región: sujetos que entran a una zona diferente en que muchos terminan por deformar su espíritu debido a los vicios y la rutina.
Hay piezas que pintan para grandes en la discografía de Nueve Círculos, dado que no tienen nada que envidiarle a un grupo noventero de Estados Unidos. “Nacido en el odio” y “La Nave de los Locos” son canciones con cambios de ritmo, talento en la guitarra e intensidad en la voz. En ellas se encuentran los mayores argumentos que sustentan la base del álbum y la identidad del conjunto, la que se mantiene firme pese a ser bastante oreja.
Viajeros de la eternidad
Al igual que muchos, los integrantes de Nueve Círculos son seguidores de Iron Maiden. Tal como los ingleses han hecho en sus casi cuatro décadas, a ellos les encantaría algún día llenar estadios en sus hipotéticas giras por el mundo. Pese a ser autogestionados (gran parte de sus gastos musicales son pagados transportando a otras bandas), nada ni nadie puede doblegar aquellos sueños, porque saben que con esfuerzo se pueden hacer grandes cosas.
Por lo mismo sienten una gran admiración y respeto por los grupos locales que han logrado salir de manera exitosa al extranjero y que se han sabido durar en el tiempo, tales como Nuclear, Hielo Negro, Engranaje, e incluso algunas que no son necesariamente de su mismo estilo, como por ejemplo Los Bunkers y La Ley.
Nueve Círculo es visto por sus miembros como un puño: cuando los cuatro vértices de éste apunten al mismo lado, será sinónimo de unión, trabajo y lucha contra toda adversidad. Ellos se enfocaron en algo que aman y tuvo como resultado un debut digno de dejarlos con la vista en alto. Cuando se trabaja con pasión, en compañía de los amigos y con rock n’ roll de fondo, lo único que puede resultar es un material tan sincero que pareciera que estuviesen tocando en el garage de una casa frente a sus cercanos. Ahora sólo depende de ellos que sus nueve círculos continúen redondos.
Descarga el debut discográfico de Nueve Círculos aquí.