En esto estamos todos de acuerdo… y digo los que somos de acá o de allá, liberales y conservadores, la zurdería y el momiaje. Y en lo que estamos de acuerdo todos es que la droga es un flagelo cuando los Estados caen en manos de su narcotráfico y que se debe hacer lo posible para alejarlas de nuestros niños y jóvenes. El problema, y es aquí donde surgen las legítimas diferencias, es cómo se llega a este fin.
Porque estamos ante el absurdo legal de que en este país se permite fumar marihuana pero no comprarla ni cultivarla. O sea, Chile es el paraíso fiscal del narcotráfico. Las políticas prohibicionistas, además de atentar contra las libertades individuales de los adultos, impiden gestionar campañas adecuadas de educación para los niños y jóvenes. Es por esto que estudios al respecto señalan que entre los adolescentes chilenos de 15 años, la marihuana es vista como una droga inocua en comparación a otras legales como el alcohol y el tabaco. Y ante la baja, según el Senda, del consumo de tabaco y alcohol en los jóvenes, el aumento de la marihuana en ellos ha sido alarmante. Tanto que en Chile se fuma más marihuana que en Holanda, un país emblema de este tipo de libertades individuales, según un estudio entregado por el diputado Vlado Mirosevic.
Con 68 votos a favor, 39 en contra y 5 abstenciones la Cámara de Diputados aprobó esta tarde, en general, el proyecto que despenaliza el autocultivo de marihuana y permite su consumo privado con fines medicinales y recreativos. Ojalá sea el primer paso para terminar con una prohibición ridícula, cuyos argumentos son risibles para un país que ya tiene legalizado el tabaco y el alcohol. Que sea el primer paso para combatir todo tipo de drogas con la fuerza que permite una sociedad libre y una democracia que ve a sus ciudadanos como seres maduros y pensantes…