Alliance, el nuevo disco de los nacionales Sadism es, en cierto, modo un disco inesperado. Así como The Ocularis Domination (Australis, 2014) anunció el regreso de la banda después de un largo silencio creativo, esta vez ponen sobre la mesa un contundente puñado de canciones que marca paso más en el camino iniciado en octubre de 1989 con el demo Perdition of Souls. Aquel fue un debut explosivo en la naciente camada death metal: Sadism se hizo un nombre con una producción de cuatro canciones que tuvo un presupuesto de 30 mil pesos y de la que sin embargo se vendieron casi tres mil copias en formato casete.
Un cuarto de siglo después, Alliance mantiene los patrones de death metal directo que han caracterizado a la banda, sin grandes acrobacias ni la necesidad de sumarse a las tendencias del momento. La fórmula de Sadism salta a la vista: riffs pesados, armonías efectivas y la velocidad suficiente para que los cambios de ritmo funcionen en virtud de lo que necesita la canción más que el lucimiento de los músicos. Son doce temas que, salvo el que da nombre al disco, no superan los cuatro minutos y están dispuestos con la lógica del vinilo. Así, Alliance tiene dos momentos claros: un lado A marcado por la velocidad y un lado B donde los medios tiempos adquieren mayor protagonismo. La jugada es acertada y el segmento compuesto por “Scroll”, “Mother of Prostitutes”, “Putrid Golden Cord”, “Snake’s Languaje” e “Impure & Obscene” marca el momento creativamente más intenso del álbum.
Este nuevo disco (además de la reedición del inolvidable e hipertécnico Deadline Secuences editado en 1997) coincide con lo que será su primera gira europea a mediados de noviembre, la cual incluye shows en distintas ciudades de Alemania, Noruega y Suecia.
“La formación actual que tenemos permite que trabajemos de manera productiva y organizados dentro de un proyecto a largo plazo. Este disco pudo sorprender a algunos, pero lo teníamos previsto desde el momento cuando terminábamos el anterior”, comenta Juan Pablo (45) Donoso, baterista y miembro fundador.
¿Alliance es parte del mismo proceso creativo que tuvo The Ocularis Domination? Esa vez se encerraron a trabajar durante una semana completa en largas jornadas hasta tener el material.
Ahora tuvimos el mismo proceso, pero que hay diferencias. El anterior tenía como antecedente diez años sin publicar material nuevo a excepción de Two Decades of Perpetual Souls y contábamos con nuevos integrantes (los guitarristas Gabriel Hidalgo y Pablo Proharam). Esta vez apuntamos a mejorar el sonido que podíamos lograr en ese mismo periodo de composición y grabación. Nos preocupamos mucho más de los aspectos técnicos. Usamos instrumentos y microfonía nuevas. La idea era sonar cada vez más natural y que todo fuera tocado de forma continua, nada de los apoyos digitales que tanto se usan hoy.
¿Cómo se refleja eso que comentas en la incorporación de Gabriel y Pablo? Ellos son bastante más jóvenes Ricardo Roberts, Juan Eduardo Moore y tú. Digamos que son de otra generación.
Independiente de las habilidades que tengan, todos hemos entendido lo que hacemos y lo que buscamos. Eso va desde la forma de tocar hasta lo que pensamos para la banda en el futuro. A pesar de trabajar la composición del disco en una semana, Gabriel y Pablo llegaron con ideas que fuimos acomodando. El proceso creativo, a pesar de los recursos que ahora tenemos, a diferencia del tiempo de los demos y los primeros discos, no es tan diferente. Alliance fue trabajado entre los dos guitarristas y yo, mientras que The Ocularis Domination tuvo más participación mía con Gabriel y Juan Eduardo. Pero siempre hay aportes de todos. Roberts, por su parte, es el encargado de darle el concepto a cada disco. El trabaja las letras y eso después deriva en una idea de carátula para el álbum que vamos revisando entre todos. En lo personal, me toca hacer de director de orquesta, pero el objetivo es el mismo. Nunca dejamos de ser una banda. No tenemos un saco de ideas como para ir descartando canciones. Siempre le buscamos la vuelta a lo que hay. En todos los discos que hemos hecho, nunca nos quedamos con material guardado.
Me llama la atención los solos de guitarra que hay en el disco. Se nota que son de manos distintas, especialmente en “Conversion”, la primera canción del disco.
Porque son dos maneras de trabajar. Gabriel improvisa, Lo que salga en el estudio es lo que aporta. Es su forma de componer y está bien. Sabemos lo que podemos esperar de él en esas condiciones. Mientras que Pablo prefiere componerlos más, se toma más tiempo y desde luego que sus solos son más melódicos. Ahora, “Conversion” fue la última canción que compusimos y curiosamente es la que abre el disco.
¿Cómo fue tu exigencia como músico en este álbum? Tuviste a cargo la producción y llevas muchos años trabajando en tu estudio, pero a la hora de tocar, ¿consideraste algunos elementos en especial?
A diferencia de antes, hoy me preocupo bastante menos de los arreglos de la batería. Ahora me interesa de la globalidad del sonido. Podría estar dándole vueltas tres meses a las canciones, pero no es la manera en como Sadism trabaja hoy. Ahora, en este disco, creo que mi ejecución es una de las más sencillas que he hecho, sin embargo usé una batería con bombos de 24” y solamente con micrófonos. Es decir, todo lo que escuchas en el disco viene de ahí.
Perdón, cuándo dices 24, ¿te refieres a bombos de 24 pulgadas?
Sí, y tiene que ver con el tamaño y al profundidad. Generas un golpe a presión que es más consistente, tira más aire y expulsa más movimiento. Eso que te digo, sumado a los micrófonos indicados, hace una gran diferencia. Esta vez usamos unos particulares que por suerte pudimos costear.
¿Por qué este disco aparece en el sello Mechanix? En los últimos años, además de The Ocularis Domination, han reeditado todo su material con Australis.
Es una historia de muchos años. El dueño del sello, Francisco Martin, hoy está radicado en Suecia, pero antes, en Chile, fundó Toxic y nos publicó Tribulated Bells, el primer disco, en 1992. Su interés por tener algo de Sadism en su catálogo coincidió con nuestro proyecto que involucra la gira europea y la intención de ganar terreno y presencia poco a poco. Esa es la razón. No será un tour muy glamoroso, pero él nos apoyará. No vamos en pleno verano, no vamos a grandes escenarios, pero es un paso que es necesario dar. Por eso mismo que el trato con Mechanix más lo veo como una extensión de nuestro trabajo. No nos hemos desvinculado de Australis. Ellos se han portado muy bien con nosotros y seguimos teniendo planes.
Con tantos años de trayectoria, ¿qué influencias hoy reconoces? No lo digo por qué bandas te gustan, sino por tus motivaciones para seguir Sadism. ¿Te sigue gustando la misma música de cuando hicieron el primer demo?
Claro que sí. Es más, cuando era chico nunca pude coleccionar música. No tenía los medios para comprarme, por ejemplo, un vinilo. Pero ahora sí puedo hacerlo y me di cuenta de que siempre estoy buscando material desde 1990 hacia atrás. Por mi trabajo escucho todo lo que sale y le pongo atención, pero mis influencias quizás las expreso así, buscando música que es de ese año hacia atrás. A los quince años decidí que me iba a dedicar a esto, que esto iba a ser mi vida, por lo tanto comprenderás lo importante que han sido para mí lo que se publicó en esos años.
Las influencias, al final, hacen reconocerte.
Claro. Puedo escuchar un disco de Anvil, Ratt o Black Sabbath que quizás no tiene nada que ver con el sonido de la banda, pero en esa música hay algo que para mí es importante, que me lleva a los años en que era chico y empecé a escuchar metal. Es la motivación, el impulso. Hoy me interesa más buscar cosas que me motiven antes que rastrear ideas o sonidos en boga para traerlos a Sadism.
Cuéntame un poco sobre la reedición de los primeros demos en vinilo. Entiendo que se vendieron todas las copias muy rápido.
Creo que los demos, los antiguos demos de muchas bandas, incluida la nuestra, tienen que ver más que con la música, con la vida de las personas. Los demos marcaron una época que no va a volver. Hoy las bandas no graban demos. Es muy difícil y ya no tiene mucho sentido hacerlo, al menos en la forma como se trabajaba en 1989 y 1990. No me sorprendería que varias de las personas que compraron los vinilos ni siquiera los hayan siquiera abierto.
Prefieren conservarlos como reliquias.
Justamente. La idea con Australis fue hacer una edición limitada y lo vamos a mantener. No era la intención que el asunto se convirtiera en una fábrica… quinientas copias y nada más. Fue bien sorprendente todo lo que pasó. Y quiero pensar que en esos demos hay un valor más sentimental que musical. Me cuesta pensar que en pleno 2015 alguien vaya a tener consideraciones estéticas para preferir los demos. Es imposible. La gente no se puede volver loca escuchando esas grabaciones, pero sí les atribuye otro valor y es respetable y me siento agradecido como músico; es algo más espiritual, es un deseo de recuperar un momento de sus vidas.
¿No has pensado que quizás toda esa gente está esperando un disco más apegado a esos años, a esa forma de componer, a esa vibra?
No lo creo. Pero te diría que Alliance es lo más parecido que pudimos estar de Perditions of Souls… y ocurrió de manera natural. Los ritmos, las guitarras que volvimos a afinar en MI, se parecen a lo que fueron canciones como “Faces of Terror”. De hecho, hay personas que han escuchado los adelantos de este álbum nuevo y me dicen que “Mother of Prostitutes”, por los cambios de ritmo, les hace acordar a “Dark Side of Sadism”, pero no fue planeado… no podemos tener planes en ese tipo de cosas. Salen, simplemente. Así como hay un grupo que se interesó por los demos, otro ha puesto más atención a los discos nuevos.
Pareciera ser que hoy se invierte más dinero en comprar discos nacionales que en ir a conciertos de bandas nacionales.
Es verdad. Yo vengo de una generación que vio el Manuel Plaza lleno, la Sala Lautaro y hasta la Laberinto llenas. Pero ahora los shows son mayoritariamente en bares y no superan las cien personas por lo general. No sé a qué se debe. Pero es irremediable no compararlo con antes, cuando éramos peores músicos, con malos equipos y todo bastante precario, y sin embargo llegaban hasta cuatrocientas personas. Hoy creo que la gente que compra discos no va a los shows, y los que van a los shows no compran discos. Es mi forma de ver las cosas, solamente. No es una crítica. Es la descripción de algo.
¿Has vuelto a ver a los antiguos miembros de la banda?
Tenemos contacto en la medida que podemos. Muchos de los antiguos miembros no siguen vinculados a la música y no saben muy bien en qué estamos. Alguno fue a buscar los vinilos de los demos y hubo muy buena onda. De hecho, no quiso que no se lo regaláramos, quiso comprarlos. Así sentía que apoyaba. Para muchos de ellos ha sido una sorpresa las cosas que se han logrado con Sadism. Imagino que ser increíble tener en tus manos, 25 años después, un registro en vinilo de lo que hiciste y que nunca más volverás a hacer.