El caso Karadima… ya está inmortalizado como uno de los grandes remezones sociales que ha tenido la historia reciente del país, el caso Karadima, el día en que se destapó el escándalo de corrupción en una de las canteras más conspicuas de la Iglesia Católica. La pedofilia ligada a la institución romana ya era conocida pero jamás en Chile había atacado directamente a la clase alta, a aquel sector que se siente protector y protegido de los designios pastorales de alta curia. El caso Maciel, el de los fundadores de los Legionarios de Cristo, ocurrió lejos y aún no entraba en el libro de pedófilos el perfumado y mediático John O´Reilly, favorito de la televisión y de la alta sociedad del país.
Por eso, el caso Karadima no sólo remeció a la feligresía de El Bosque. Muchos rasgaron vestiduras en su nombre, pusieron manos al fuego, partiendo por quienes poseían una imagen pública a toda prueba como el dueño de la papelera, Eliodoro Matte.
Claro, las cosas han cambiado. El señor Matte sigue alegando inocencia pero esta vez defendiendo su propia reputación y el intocable cura Fernando Karadima comparece desde las 15.30 horas, en la Quinta Sala del Palacio de Tribunales. Testifica en calidad de testigo debido a la demanda civil interpuesta por James Hamilton, José Andrés Murillo y Juan Carlos Cruz en contra del Arzobispado de Santiago. La justicia debe determinar si la Iglesia Católica fue negligente ante los abusos que cometía uno de sus pastores favoritos, a quien llamaban santito, formador de curas que hoy son obispos y despedazador de vidas que –por sus abusos- jamás volverán a ser las de antes…