Escucha la controversia que recoge El Mercurio… Lo que pasa es que el presidente y un ministro de la Corte Suprema señalaron que el Estado chileno tenía una deuda sobre el tema del matrimonio igualitario. En un informe enviado al Senado con la postura del pleno de la Corte acerca del proyecto de ley de identidad de género, Sergio Muñoz y el ministro Jorge Dahm, aseguraron que, “la opción que ha tomado el legislador en el proyecto es bastante clara: no solo confirma la añosa obcecación por blindar la institución del matrimonio ante los embates de la realidad, sino que también pretende borrar todo vestigio de matrimonio que pudiera quedar entre dos personas de un mismo sexo”.
Y aquí, comenzó la polémica porque el documento fue recibido por la senadora de la UDI y presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Jacqueline van Rysselberghe. A ella, estas declaraciones de las altas autoridades del Poder Judicial le resultaron absolutamente impropias, inoportunas e inadecuadas porque, dijo, estos magistrados se estaban “inmiscuyendo en temas legislativos”.
Van Rysselberghe evalúa solicitar una queja formal del Senado a la Corte Suprema y pidió disculpas públicas del Máximo Tribunal. Curioso arrebato de ira de la parlamentaria de la UDI. Porque los jueces basan su accionar en la moral social, en aquello que consideran justo, correcto. Por eso, la Corte Suprema de Estados Unidos decidió que la no existencia de un matrimonio igualitario era una afrenta a la igualdad que venera el país del norte. Pero que acá, la opinión del presidente y uno de los ministros de nuestra Corte Suprema, provoca las convulsiones de los que pretenden imponer morales tan celebradas en la Edad Media…