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Editorial de Freddy Stock, lunes 21 de diciembre.

Algo surrealista… Fuera de la cordura propia de la razón, en el planeta de los realismos mágicos y dentro de las fronteras de Macondo. Así ironizó el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, con la idea de que el Estado no pudiera priorizar sus recursos en las universidades que son del Estado. Vaya paradoja. Bajo esta lógica surrealista, y tras el dictamen del Tribunal Constitucional, tres casas de Estudios que son de todos los chilenos quedarían fuera del financiamiento fiscal.

Ante este cuadro sin pies ni cabeza, pero con un marcado color libremercadista a la hora de entender el rol social de la Educación, podríamos terminar financiando universidades privadas, de grupos de poder o de empresas internacionales,  pero no las que nos pertenecen a todos. Y, ante este panorama, el Gobierno se vio en la obligación de asegurar que  todas las universidades estatales serán incluidas dentro de la gratuidad que se entregará desde el próximo 2016.

Cosas de Macondo y de un Tribunal Constitucional que lejos de ser un organismo profesional de magistrados incuestionables, es hoy una tercera Cámara que peligrosamente hace parecer innecesario el trabajo legislativo surgido de la democracia…


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