Una de las estrellas del básquetbol estadounidense, Kobe Bryant, confidenció una historia que lo liga a uno de los grandes clásicos del rock, “Don’t stop believin’” de Journey.
Según contó la leyenda de Los Angeles Lakers, que a sus 37 años se está retirando de la actividad, escuchó esa canción todos los días durante dos años. Pero no por la inspiración de su mensaje optimista, sino porque le recordaba una de sus derrotas más duras.
Fue en 2008, cuando perdieron el campeonato de la NBA a manos de los Boston Celtics, jugando de visita en el último partido de las finales: “Íbamos perdiendo y ponían esa canción en el estadio, y todos la cantaban, y odié esa maldita canción por dos años. Pero la ponía todos los días para acordarme de eso y superarme”.
Y lo logró: después de los dos años, volvieron a encontrarse los Lakers y los Celtics en las finales. Pero esta vez, la victoria fue para los de Los Angeles. Kobe Bryant superó así su karma y logró que la canción lo estimulara a la inversa, para vencer lo que odiaba y no tener que escucharla nunca más con un sentimiento negativo.
Para los que no la odian, acá va de nuevo: