Por Jorge I. Lagás
El viernes 11 de marzo se presenta por segunda vez en Chile el grupo Snarky Puppy, sensación mundial de la escena fusión experimental instrumental. Que ya tuvieron un exitoso debut por estos lados el año pasado. Ahora vuelven por más, con una cita fijada en el Teatro La Cúpula de Santiago (entradas por Ticketek). Como anticipo, conversamos con el bajista, líder y director musical de esta agrupación que ha sido aclamada por algunos de los artistas más relevantes de su circuito: Michael League, el hombre que encabeza esta locura. Acá anticipó algunas cosas importantes:
¿Cómo los tiene esto de volver a Chile?
Muy emocionados, Sudamérica era un lugar al que aspirábamos a llegar hace mucho tiempo. Porque estamos muy influenciados por música de allá. La primera vez fue increíble, cerramos el tour en Santiago y fue un concierto muy especial para nosotros. Compartimos con la gente del show, aprendimos algunos pases de baile chilenos y fue muy cool, un gran momento.
Gracias por lo de hermoso. Bien, en cuanto al show, ¿qué podemos esperar esta vez?
Hay algo que nos tiene muy motivados: estamos sacando un nuevo álbum, llamado ‘Family Dinner, Volume 2’, por estos mismos días de febrero. Pero además, acabamos de grabar otro disco, que sale en junio. Así que estaremos tocando prácticamente pura música nueva en el show, lo que no hacemos desde hace casi dos años. Aunque estuvimos ahí hace algunos meses, será un concierto totalmente distinto.
Glorioso. Y la improvisación de siempre, ¿no?
Seguro. Aunque toquemos la misma canción en dos noches seguidas, nunca sale igual, sale muy diferente. Hay mucha improvisación ahí, por supuesto.
¿Ahí depende de la energía del público?
Sí, pero también de los músicos. Es como una regla que tenemos, de no tocar la misma canción dos veces iguales. Usamos al público para irnos guiando, pero esencialmente depende de nosotros y hace que todo sea muy motivante.
Tienen entonces este disco nuevo, ¿qué puedes contarnos de él?
Es la segunda parte de una serie de discos que estamos haciendo con cantantes invitados. Este es muy cool, tiene artistas de Suecia, del Reino Unido, de Estados Unidos, de Latinoamérica: Susana Baca, de Perú, por ejemplo. Y otros igualmente grandes como David Crosby, Salif Keita… y al mismo tiempo unos más jóvenes, menos conocidos, pero muy buenos, como Jacob Collier y Becca Stevens. Todo eso nos dejó muy contentos.
Hablemos de la música latina, que está presente en lo que hacen, ¿de dónde viene este interés?
Crecí con un hermano mayor que escuchaba música de todo el mundo. Pasaban cosas de todos lados por mis oídos, y por alguna razón, empecé a desarrollar una afinidad por la música de África y de Sudamérica… que no es muy distinta, por cierto. De ahí viene. Estuve el año pasado en Perú, como parte del Día del Patrimonio Afroperuano.
¿Y qué tal la experiencia en Perú?
Hermosa. De niño me gustaba la música de Brasil, especialmente, y la de Puerto Rico y Cuba. Ahora me estoy metiendo más en la de otros países, como Colombia, Chile y Argentina. He sido admirador de Piazzolla desde siempre, en todo caso. Estoy en un período de mi vida en que mi mayor interés es la música folclórica.
¿Sientes que con lo bien que les ha ido, están pudiendo mostrar esta música y sus posibilidades a un nuevo público? Que tal vez no es muy afín a estas propuestas, pero termina acercándose y conociendo algo que en otras circunstancias no le habría llegado nunca.
Sí, aunque no pienso en esto como que estemos educando a la gente. No buscamos educar a nadie, sólo tratamos de hacer lo que nos hace felices. Procuro pensar en simple y no muy en grande, para permanecer enfocado y fiel a lo que somos. Para nosotros, lo que nos gusta es hacer música juntos, explorar cosas nuevas y tenemos un pensamiento muy simple: si nos gusta, a otras personas le gustará también. Si con eso se acerca gente a conocer nueva música, es algo bonito, pero nuestro principal cometido es pasarlo bien haciendo música juntos.
¿Este asunto de la música “fusión”, “experimental”, “instrumental”, sientes que a veces es muy elitista, en general?
Sí, seguro. Aunque no es algo absoluto, pero puede llegar a volverse muy “intelectual”, muy denso. Más como una oportunidad para pavonearse que para pasarlo bien tocando (risas) y comunicar algo, eso último es nuestro foco. Por eso prefiero alejarme de esa etiqueta de “banda fusión”, porque me suena a todo ese ambiente. Pero trato de aportar algo más positivo.