PUNTERO FANTASMA

¿Cuál fue el primer campeón del Ascenso chileno?

Felipe Pumarino |

Llegados los años 40, el medio descubrió que el torneo profesional chileno tenía una pifia grandota. El único estímulo para los participantes era el título; si un equipo partía mal, pasadas un par de fechas tiraba el campeonato a la basura y el calendario se llenaba de partidos intrascendentes. Clubes como Santiago National, de hecho, sólo hacían número sabiendo que ser colistas perpetuos no implicaba riesgo.

¿La solución? Sumarse a la nueva moda mundial: establecer el descenso (amarrado, claro a la formalización de una “División de Ascenso”). Sólo así, se decía, todos tendrían algo por qué luchar hasta el final.

En 1942, la nueva revista Estadio proponía la urgente creación de la Segunda División. Su director, Alejandro Jaramillo, tenía una idea loca: sumar al torneo de Primera a dos equipos -uno de Valparaíso y otro de Concepción- permitiendo que los planteles viajaran gratis en los Ferrocarriles del Estado. “Una vez organizado el campeonato con 12 clubes, implantar el sistema de ascensos y descensos en la siguiente forma: una segunda división en Santiago, con el requisito indispensable de contar con cancha propia; su campeón jugaría el derecho de ascenso contra los campeones de Valparaíso, Concepción y el equipo que finalizara último en el campeonato oficial de Santiago. La inclusión de este equipo es importantísima, pues se evitaría que ascendiera un candidato sin mayor envergadura y en este caso es preferible mantener al malo ya conocido”.

Adelantada a su tiempo, a su propuesta nadie le hizo caso. En cambio, en 1943 se improvisó un torneo metropolitano llamado División de Honor Amateur que ganó el Maestranza de San Bernardo. En propiedad, a ese campeonato no se le puede calificar como “Ascenso” pues, simplemente, el ganador no tenía posibilidad reglamentaria de subir a Primera.

Pero en 1944 la cosa se puso algo más seria. Con el apoyo de la dirigencia profesional, se armó una verdadera División de Ascenso cuyo ganador tendría el derecho a disputar en marzo un cupo en Primera con el colista del torneo oficial. ¿Sus participantes? Equipos de los suburbios de la capital y pueblitos de los alrededores: entre ellos, Iberia de Conchalí, Estrella, Lo Franco, Maestranza de San Bernardo, Tricolor de Paine, Fortín Mapocho, Bernardo O’Higgins, el fantasmal Metropolitano (que había alcanzado a jugar en Primera en 1939) y el Peñarol de Barrancas (en la foto de abajo).

Contra todo pronóstico, la liguilla final coronó al Bernardo O’Higgins, que al ganar ese “medio cupo” para jugar en Primera se convirtió en el primer campeón de un torneo de ascenso oficial disputado en Chile. Al mando del argentino José Luis Boffi, viejo entrenador del National, este novel club ligado al gremio microbusero había superado en la recta final a los favoritos iberianos.

En el partido de definición, el cuadro rojiazul debería enfrentarse al Bádminton, que coronó una pésima segunda rueda para acabar colista de Primera. El cotejo de definición entre “gondoleros” y “el rodillo badmintino” se jugaría domingo 18 de marzo de 1945 en el Estadio de Carabineros.

La prensa estaba feliz ante la novedad. “Se llevará por primera vez a la práctica un sistema de ascenso y descenso, aún imperfecto, largamente anhelado por aquellos que ven en él el acicate que permitirá elevar indudablemente el aspecto técnico y emotivo del futuro certamen, ya que obligará a todos los clubes a formar teams poderosos y de arrastre que les permitan escapar del descenso. Nos alegramos que con esta medida puedan ingresar al círculo de los privilegiados aquellas instituciones que se han hecho merecedoras por su labor en pro del deporte, y también nos alegramos que al mismo tiempo se eliminen otras que por tener una situación estable no han aportado en su larga permanencia en dicho círculo nada más que su presencia”, aplaudió Estadio.

La definición, por cierto, fue un despelote mayúsculo. Eso ya lo veremos.

Fotos: revista Estadio.

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