Si eres asiduo a conciertos, estás contribuyendo a tu bienestar.
Según un estudio conducido por un grupo de investigadores del Centre for Performance Science, en el que tomaron muestras de saliva antes y después de una hora de concierto a 117 voluntarios, arrojó como resultado que los niveles de cortisol y cortisona, hormonas asociadas al estrés, disminuyen.
“Esta es la primera evidencia preliminar de que asistir a un evento musical puede tener un impacto en la actividad endocrina”, seguró Daisy Fancourt, líder del trabajo que ha sido publicado en la revista Public Health.
Además, la investigación sorprendió porque los resultados no eran significativamente distintos entre hombres y mujeres de grupos etarios distintos. En otras palabras, transversalmente ir a un concierto hace bien.
Este estudio es solo una muestra de los aspectos físicos donde la música funciona, lo que ha llevado a que comiencen a estudiarse en una nueva disciplina, llamada “neuromusicología”, que tiene como misión buscar cómo influye la música en la mente, si se producen cambios en las hormonas o por qué afecta la música al cerebro.