El juicio de la historia… Finalmente, y ante el remolino efímero de las encuestas y del presente, los grandes hombres, pensadores, filósofos, estadistas deberán someterse al último jurado, al más importante, al imperecedero. Al gran jurado de la historia. Y de Patricio Aylwin podemos construir muchas imágenes, aventurar todo tipo de juicios, pero será el tiempo y su historia el que emitirá su veredicto final. Ocurrió con la figura de Allende y sus anchas Alamedas, o la de Pinochet, cuyo cuerpo cremado se esconde en una parcela para que sus restos no sean destruidos o escupidos.
El juicio de la historia es desapasionado y cuesta avizorarlo sin la distancia necesaria. ¿Fue Patricio Aylwin un golpista? ¿Fue el líder sabio que cimentó nuestro proceso democrático? ¿Fue un oportunista astuto o un caudillo que supo manejar al país sobre camino resbaladizo? Las respuestas pueden ser inmediatas, es cierto. Pero aún, sin el real peso de la historia…