Es país que estamos construyendo… Es cierto, estamos en un momento especial de nuestra historia, en una crisis de confianza total en las instituciones, en un reordenamiento general de nuestra casa. Los movimientos sociales pasan sobre los partidos tradicionales, las regiones se levantan, la ciudadanía se siente empoderada.
Pero debajo de esta efervescencia se esconde un Chile preocupante, uno que lo sitúa como el segundo país del OCDE con mayor aumento de su tasa de suicidios. Y, peor aún: Dice el doctor y académico de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile, Paul Vöhringer, que el 80% de chilenos con enfermedades siquiátricas no está diagnosticado debido a la falencia al respecto que tiene la salud pública. “Un director de consultorio lo que debe tener es la mayor cantidad de prestaciones por día, ese es el indicador más importante. Y ese es un incentivo bastante perverso, porque no importa la calidad ni el tiempo que se le dedica a la prestación. Por ejemplo un colega de la atención primaria tiene en promedio entre cinco y siete minutos para poder saludar, entrevistar, examinar, diagnosticar y prescribir. O sea, es imposible que un colega detecte alguna patología de salud mental en ese tiempo”.
Las razones de estas altas tasas de enfermedades mentales pueden ser variadas pero sirven para reflexionar sobre el Chile que estamos construyendo, a qué valores le estamos dando más importancia y cómo estamos afrontando, a nivel de Estado, una enfermedad que nos sigue golpeando en las sombras…