No digo que la Copa América Centenario de lo mismo, porque no da lo mismo. Siempre que juega la selección es relevante. La camiseta roja, el escudo, el nombre de un equipo que hoy es el vigente campeón del continente y está entre los mejores equipos del mundo en el ranking FIFA.
Nunca da lo mismo.
Pero el objetivo de la Roja es clasificar al Mundial de Rusia 2018. Esa tarea ya es lo suficientemente compleja como para ponerle piedras en el camino. Esta Copa América, realizada con un fin comercial que reúne a estupendos jugadores de fútbol, puede servir para sacar conclusiones de cara al foco real, que Chile juegue su tercer mundial consecutivo, algo inédito en la historia.
En ese contexto, uno puede ir develando cosas. El recambio es necesario. Son pocos quienes se han erigido como alternativa real para adueñarse de una camiseta de titular. Si uno repasa la formación de Chile es la misma hace varios años. Es un hecho de la causa. La estructura del equipo aún goza de buena salud futbolística, pero el desgaste natural se avecina.
Pizzi también se juega sus cartas. Este es el primer torneo que manifiesta su real convicción en la cancha. Los primeros partidos eliminatorios parecían más bien una prolongación del proceso anterior, lo que tenía toda lógica. Lo más sensato, con poco tiempo al frente de la Roja, era que moviera lo menos posible las piezas. Esto es diferente. Los escogidos denotan su paladar futbolístico y la forma de juego, si bien mantiene un estilo, tiene diferencias marcadas con el proceso anterior.
Su manejo de grupo también está en la mira. Pizzi es mucho más relajado que Sampaoli o Bielsa. Incluso los jugadores tienen más horas de descanso que en el período de Borghi. El argumento del técnico santafesino es que los futbolistas vienen de una campaña extenuante, agotadora y que un buen descanso es lo más prudente en este instante.
La Copa América Centenario no da lo mismo. Pero el foco es otro. La carrera larga es clasificar a Rusia 2018. Hay un prestigio y un nombre que mantener, sin duda. Estos jugadores se lo han ganado. La mejor forma de protegerlo es jugar un tercer mundial consecutivo.