En esto hay mucho en juego… Hace una hora, se cerraron las mesas de un referéndum que nos podría parecer lejano pero que está lleno de simbolismos para todo Occidente. Toda la noche se estarán contando en el Reino Unido los votos de los más de 46 millones de británicos que estaban habilitados para tomar una decisión determinante: permanecer o no en la Unión Europea.
No son las implicancias económicas las más importantes que están en juego, sino la manera en que una de las potencias mundiales del pacto termina con un ideal que nos ha servido por cuatro décadas de inspiración de unidad, ese que nos hace repetir con admiración que se pueden dejar diferencias y batallas milenarias para seguir adelante en un rumbo común. Como lo hicieron los europeos.
La salida de Reino Unido de la Unión Europea sería el triunfo del nacionalismo, del miedo a lo desconocido, a lo diferente. El triunfo de las fronteras, de las pertenencias y la derrota de la integración, la tolerancia, de la armonía, del anhelo puesto en el futuro y no en las rupturas sangrientas del pasado…