Las manifestaciones corporales espontáneas al escuchar música, como mover la cabeza o marcar el ritmo con los pies, son el objeto de un estudio que hizo la Universidad de Oslo en Noruega, publicado por el Journal of New Music Research y por BBC Mundo. Lo que a todos nos ha pasado estando en un lugar y casi sin darnos cuenta “mover la patita” ante la música que esté sonando.
Para eso los científicos exploraron la “teoría motora de percepción”, que apunta a las relaciones de similitud entre sonidos y movimiento corporal, arraigadas en la cognición humana. Según ella, como parte del proceso de percepción, se estimula activamente el movimiento asociado con las impresiones sensoriales que se están tratando de procesar.
El sonido musical, por definición tradicional, se hace a través de movimientos del cuerpo como golpear, frotar, sacudir y soplar, entre otros. Así que al escuchar música, tendemos a simular mentalmente los movimientos de cuerpo que creemos que se hicieron para producir esos sonidos. De ahí vienen el baile, el caminar rítmicamente, el cabeceo y otras reacciones.
El profesor Rolf Inge Godoy, de la Universidad de Oslo, apunta: “El movimiento relacionado a la música, tanto en la producción y el acompañamiento del sonido, deja un rastro en nuestras mentes. Puede interpretarse como un tipo de representación figurativa, íntimamente vinculada a nuestras experiencias de las características destacadas del sonido musical”.
De eso se desprenden también las prácticas como “air guitar”, “air drumming” o todos los gestos de imitar estar tocando algún instrumento: así, golpear el piso con el pie es de alguna manera emular el movimiento del baterista con el pedal del bombo.
Dentro de las investigaciones, se han llevado a cabo experimentos como el de «calcar sonidos», en que se estudian los gestos que hacen las personas para describir sonidos en particular.