En el torneo oficial de 1949, Bádminton protagonizó una particular hazaña: al terminar la primera rueda, su cosecha era de cero puntos. Así, tal cual. Ni siquiera un miserable empate rescató el “Rodillo”. Jamás había sucedido algo así en el fútbol chileno.
El descalabro era tal que en 11 partidos el equipo había usado casi 50 jugadores. En la segunda rueda la cosa mejoró en algo (1 triunfo y 3 empates), pero jamás se despegó del fondo.
Aunque caía simpático, el Club de Deportes Bádminton ya daba pena. Nacido en 1912 en Recoleta y miembro fundador del profesionalismo, nunca había llegado muy lejos en la tabla de posiciones; sin embargo, casi siempre partía bien los torneos y se las arreglaba al menos para dar la pelea en sus partidos contra los más grandes. Su estilo de juego era característico: el despeje como fuera y el ollazo al área (“Bádminton, por altito y sin bote”).
“Podría desaparecer lo último que nos recuerda un club que en el pasado fue poderoso. Porque no sólo al fútbol afectó la desidia. Bádminton fue una institución grande, con primeras figuras en las ramas de atletismo, box, natación… Todo desapareció”, lamentaba Estadio.
Una convocatoria cada año más esmirriada había relegado los partidos de los badmintinos a los peores horarios; los escuálidos borderós no le alcanzaban para solventar sus gastos. Así, su fértil cantera de jugadores era saqueada cada verano por otros equipos con más plata.
Un sábado de septiembre de ese 1949, a la hora de almuerzo, Bádminton e Iberia convocaron a su match en Independencia a 309 personas. Los cronistas no recordaban que jamás un partido de Primera se hubiera jugado ante tan poca gente. En Santa Laura, horas después, el “clásico blanco” entre Colo Colo y Santiago Morning recaudó 100 veces más (!).
Que hoy un partido de Primera se juegue ante 300 espectadores no parece tan raro; hace 65 años, detonaba un escándalo. “Estas cifras tendrán que hacer pensar muy seriamente a los altos personeros de nuestro fútbol, ya que no es posible creer que un elenco de fútbol rentado pueda financiarse con asistencias como la anotada. El público, con la elocuencia de las matemáticas, se pronunció el sábado cruelmente con respecto a las posibilidades económicas de estas instituciones que luchan por subsistir”, escribió Antonino Vera.
Y al terminar el campeonato, la prensa exigió que se aplicaran las reglas: al sumar su tercera campaña como colista, el minúsculo club aurinegro debería marcharse por la puerta de atrás, el mismo camino que un año antes había tomado el Santiago National.
La Asociación Central de Fútbol lo ratificó en enero de 1950: Bádminton bajaría a la División de Ascenso; en su reemplazo, subiría el campeón de ese torneo semiprofesional. Pero los dirigentes de “Rodillo” no iban a aceptar así nomás esta condena a muerte. Y entonces se pusieron creativos. Eso ya lo veremos.