Por Javier Sandoval
Fotos: Maca Vásquez
Fue el broche de oro, el pase milimétrico para el gol que definió un torneo, el final feliz para la película que más nos ha emocionado… ok, los sinónimos pueden ser muchos, pero el significado termina siendo uno sólo: qué mejor manera de cerrar un año notable para los BBS Paranoicos (libro y disco tributo en su honor) que con una celebración como la que dieron ante un plagado Teatro Caupolicán en marco de sus 25 años de carrera.
Una fiesta que tuvo inicio de la mano de sus cuatro invitados, todos amigos de la casa y con diversos estilos musicales como Machuca, Rama, Sinergia y los suizos Black Market Crash (que tienen entre sus filas al ex BBS Paranoicos, Cédric Otero). quienes calentaron el ambiente para un plato de fondo soberbio, en donde el conjunto cumpleañero derrochó emoción y un potente hardcore melódico que repasó toda su discografía con 32 canciones, cuyas letras -sabemos bien- tratan de sus vidas y las de nosotros; de nuestros conocidos y quienes no hemos visto ni en pelea de perros; de todo aquellos que han sufrido y salido adelante. No por nada, son la banda sonora de nuestras vidas.
Si bien en este cumpleaños el gran regalo fue, obviamente, entregado por los paranoicos anfitriones, los espectadores que llegaron al reducto de San Diego no se quedaron de brazos cruzados, ya que apenas sonaron los primeros acordes de “Sin salida” desplegaron una bandera negra gigante que cubría gran parte de la cancha. Esta tenía escrita varias estrofas de canciones de los BBS y reflejaba el enorme cariño del público hacia los músicos, quienes devolvieron el favor entregando temas que iban desde la melancolía de “Sonríe” y “Ruidos”, hasta llegar a la superación personal de “Exorcismo”.
El grupo compuesto por Omar Acosta, Carlos “Ozzo” Kretschmer, Pedro López y Juan Herrera mostraba un show de retroalimentación pura, en donde cada emoción que ellos sentían, la que iba desde sonrisas con vellos erizados hasta notorios ojos llorosos, era transmitida a quienes mosheaban en la cancha al compás de “Tac” o a quienes cantaban con bengala en mano “Lo siento” y “Cosa de Gusanos”. Del mismo modo, cuando los asistentes a la fiesta coreaban con vehemencia “Corazón al barro” y “Crucial”, los BBS Paranoicos se alborotaban arriba de las tablas, llegando a momentos como en “Tan Lejos” donde Acosta estuvo cantado casi frente a frente de quienes estaban afirmados en la reja del local.
“Sinceramente, cuando subí al escenario me sentí tal como si estuviera en casa”, fueron las palabras del baterista, Juan Herrera, quien nos comentó que “al principio estaba preocupado, porque obviamente quería sacar adelante el show de la mejor manera, pero el ver a la gente cantando nuestras canciones y especialmente a nosotros tocando juntos una vez más me dejó totalmente pleno”. Así mismo, el bajista Carlos Kretschmer expresó que “no hay palabras para describir el cariño que nos tiene la gente. Siempre hemos puesto todo el empeño posible para ello y lograr nuestros sueños, por eso ahora somos felices por cumplirlo y sentirnos realizados”.
Luego de un set en que destacaron las interpretaciones de “Nostalgia”, “Imperfecto” y “Crucial”, llegaba el instante más ovacionado de toda la jornada, el que también fue el más punk old school por temas principalmente de los períodos 1993-1997 como “Camisas sucias”, “Libertad condicionada” o “El regreso”, además de algunos publicados un par de años después como “Piensa en algo” y “Tata Wise” de 1999. ¿Cuál fue la novedad de estas interpretaciones? Fácil: fueron junto a Cédric Otero en guitarra y Alex Patiño, el viejo y querido “Hormiga”, en voz.
El compartir nuevamente escenario junto a dichos ex miembros de BBS Paranoicos fue catalogado por el guitarrista y vocalista, Omar Acosta, como el momento más destacable, principalmente porque “cuando Alex y Cédric aparecieron se me vinieron a la mente varios recuerdos, especialmente el de los primeros ensayos que tuvimos como banda, esos cuando éramos más jóvenes”, comentó.
La lista de himnos como “Ausencia”, “Calla y espera” y “Mentira” continuaban al igual que las imágenes proyectadas en al pantalla del escenario, la que mostraba animaciones relacionadas con los discos a los que pertenecían las canciones tocadas. Aquello fue un punto a favor en la puesta de BBS; uno en contra, el fuerte sonido del comienzo del show que después fue regulado.
El clímax del aniversario número 25 de estos íconos de la escena punk nacional estuvo a cargo de tres canciones con distintos sellos. La popular “La rabia” fue cantada junto a un joven en silla de ruedas que estaba en el escenario. “Tanto insistir” fue interpretada por Carlos Kretschmer como vocalista puro; su bajo fue utilizado por Gerardo Elgueta (Alectrofobia/Bonzo). Finalmente, y como la guinda más dulce y paranoica de la vida, todo el equipo técnico de BBS subió a las tablas del Caupolicán para acompañar a la banda mientras tocaban “Irreparable”.
En relación a los últimos temas, Ozzo Kretschmer confesó que “quise transmitir todas mis emociones. Siento que desde el primer momento se sintió una comunión muy especial con la gente. Es súper sorprendente tener tanto público y… ¡uff! Creo que mañana recién voy a poder tener las ideas más en orden, en verdad estoy muy emocionado con lo que pasó”.
Conversando con Pedro López, guitarrista del grupo, nos contó que “desde enero-febrero que nos enfocamos en este concierto. Esto cierra el trabajo de este año y abre las puertas a las enormes sorpresas que esperamos tener en 2017”. Lo que depara a BBS Paranoicos de aquí en adelante aún está en veremos. Sin embargo, lo único que no está en duda es el legado que han dejado tanto en la historia del rock chileno como en el corazón de quienes han usado sus canciones como antídoto para sonreír frente a cualquier amargo sabor. “Happy Birthday” cantaron ustedes en 1997; felices 25 años les deseamos nosotros este 2016. Gracias por ser LA banda sonora de nuestras vidas. Salud.