De la alegría a la tragedia… Fotografías de jóvenes sonrientes, videos hechos antes del despegue, noticias de otro que se había enterado horas antes de que sería padre. Sueños de un puñado de deportistas y de toda su ciudad, la ciudad brasileña de Chapecó, porque estaban al borde de una hazaña. Pero el destino tenía una mueca macabra. Esta madrugada estrelló el avión que transportaba al club Chapecoense que disputaría la final de la Copa Sudamericana luego de dejar en el camino al poderoso equipo argentino de San Lorenzo de Almagro.
Les dijeron las cenicientas del campeonato futbolístico, los humildes representantes de un club con poco más de 40 años de vida, sin títulos nacionales porque recién había ascendido a Primera División en 2013 pero por su garra en su campo de Chapecó se había ganado el apelativo de ser el «Huracán del Oeste».
El mundo deportivo llora esta tragedia que es también un luto que nos demuestra que la felicidad es peligrosamente frágil y que la vida es un camino que hay que saber disfrutar día a día…