Un buen síntoma… en estos días de noticias depresivas económicamente, con imacec negativo y con el precio del cobre en niveles alarmantes, esta información podría representar una válvula de escape y un aliciente hacia aquellos que exhortan sobre la necesidad de ampliar nuestra matriz de ingresos. Y es que el turismo nacional rompió récords de visitantes extranjeros este 2016 con 5,6 millones de turistas que decidieron cruzar hacia nuestro territorio.
Según cifras de Sernatur, nuestros visitantes dejaron, sólo entre los meses de enero y septiembre, un ingreso de 2.226,4 millones de dólares en divisas. El año pasado las divisas generaron un 57,5% más que los ingresos por exportaciones de vino y un 27,1% de los productos forestales y muebles de madera.
El turismo es una industria que viene en crecimiento y este verano que se aproxima podría seguir batiendo cifras que nos demuestran que debemos enfocarnos material y culturalmente hacia este objetivo. Porque ser un país que vive del turismo es más que instalaciones que –obviamente- son necesarias. Es también mentalizarnos en construir un país amigable, una nación anfitriona, una sociedad que agradece la oportunidad de conocer las realidades de un visitante esperando su pronto regreso. Tenemos un país de parajes disímiles, una geografía que sabe hacernos temblar al azotarnos pero que además nos ofrece toda su grandeza para que sepamos compartir su presencia…