PUNTERO FANTASMA

Naval: 12 mil socios al día

Más allá de su origen militar, el viejo y hoy extinto Naval forjó desde su nacimiento un sólido vínculo con el pueblo de Talcahuano. Para el hincha, el cuadro “chorero” era el legítimo representante su ciudad en el fútbol: primero en el amateurismo marrón del Torneo Regional del Sur, luego en el profesionalismo nacional hecho y derecho.

Sin embargo, como tantas veces en nuestra historia pelotera, a la dirigencia central le costó un mundo asumir que los clubes de provincia podían haber nacido por su cuenta. A mediados de los 60 -era que no- desde Santiago se ideó una fusión imposible entre el popular Naval y el ordenado Huachipato, que llevaban años forjando una rivalidad a muerte en el Regional.

La Armada simplemente se negó de plano al experimento de mezclar sus fuerzas con los civiles en el nonato Talcahuano Unido. No hay que olvidar que la principal fuente de financiamiento del club era el descuento de cuotas por planilla a miles de marinos y operarios de los astilleros de Asmar, además del aporte generoso de muchos socios civiles.

Así fue como Huachipato, propiedad de la entonces estatal CAP, se convirtió en 1965 en el primer representante en el fútbol rentado de los clubes nacidos en el sur chileno.

Obviamente los navalinos se ofendieron, pero gracias a gestiones bajo cuerda de la Armada lograron lo que para muchos otros -como el pobre Fernández Vial– sería imposible: que en 1968 la ACF aceptara la incorporación a su sistema de torneos de un segundo club de una ciudad de provincia.

El Morro, que solía llenarse para partidos amateur, se convirtió en un bastión. Hasta bien entrados los años 80, de hecho, sacar un empate desde ese prehistórico estadio calificaba casi como proeza. El arrastre popular de los “marinos” despertó el apetito en la capital: el medio esperaba que de una buena vez el equipo demostrara sus galones en Primera.

Ese sueño se cimentó en el torneo de Ascenso de 1971, donde Naval, Ñublense y Palestino disputaron palmo a palmo el único boleto a Primera. Los chillanejos puntearon casi todo el año, pero tropezaron al final. Recién en la penúltima fecha Naval trepó al primer lugar; para asegurar el título, su obligación era vencer al rocoso Lister Rossel en Linares.

Cinco mil hinchas viajaron desde Talcahuano para ser testigos de esa jornada histórica. Fue un partido de porquería, pero los navalinos lograron sobreponerse a los nervios para terminar ganando por 2 a 0 con goles de Inostroza y Elisteche. Cinco minutos antes del pitazo final, una multitud saltó las rejas e invadió la cancha para -literalmente- dejar a los campeones en pelotas.

El multicampeón regional, por fin jugaría entre los grandes (y no se andaría con chicas). Dejemos que hable revista Estadio: “Tan en serio ha tomado la Armada este ascenso a la división de honor que ya está estudiando con arquitectos la ampliación del estadio El Morro, al que creen dejar con una capacidad de 25 mil espectadores. Desde el almirante que está a cargo de la zona, todos están interesados en que Naval no sea solamente un club más. Tendrá que ser el mejor. Las cifras seguramente harán ponerse envidiosos a muchos dirigentes de clubes llamados ‘grandes’. Naval tiene al día nada menos que a DOCE MIL socios. Como si esto fuera poco, el club tiene un presupuesto para financiar el año sobre los 4 millones de escudos, que llegan en cheques de la Armada y Asmar, sin fallar una sola vez. La directiva del Club Naval está formada por dos marinos y tres civiles, comerciantes nacidos en el puerto se sienten totalmente identificados con la institución y sirven de importante nexo con la gente de tierra».

Fotos: revista Estadio.


Contenido patrocinado

Compartir