En una carta al director al diario El Mercurio, y con motivo de una nueva «celebración» del Día Internacional de la Mujer, Alberto Plaza planteó que las demandas de las mujeres en la lucha por la igualdad de derechos «se están confundiendo un poco».
En la misiva, el cnatautor nacional asegura: «Hay un pequeño porcentaje que está logrando que se instale el tema de la igualdad de género como una ‘lucha de género’, como una ‘guerra de sexos’, utilizando la confrontación con el hombre como estrategia de batalla. Esto trae como consecuencia que las mujeres que buscan legítimamente respeto e igualdad de oportunidades, sin perder su condicion de seres únicos, diferentes en todo, se estén viendo llevadas por una verdadera corriente a la que ya casi es imposible no subirse, aunque esa corriente lleve muchas cosas que no comparten, como que ‘los hombres y las mujeres somos iguales´ por ejemplo».
Plaza continúa: «De hecho, estamos llegando al punto en que se machista es abominable – cosa que comparto-, pero ser feminista es bien visto. Es más, en el diccionario aparece machimos con una connotación negativa y feminismo con una positiva. Curioso, por decir lo menos. Esas mismas feministas son las que aceptan que no les cobren para entrar a una discoteca. Claro, ahí somos diferentes; que paguen los hombres no más. O permiten que la ley les dé prefenica a la hora de quedarse con los hijos luego del divorcio».
Si bien valora la lucha de mujeres, «incluso hasta la muerte», el músico enfatiza que en materia de género se han dejado «atras tiempos nefastos» en los que ellas no tenían acceso al voto o a la educación superior: «La distorsión se produce cuando ya no se lucha por la igualdad de oportunidades, sino por prevalecer anulando al otros, y se empiezan a instalar cuotas obligatorias de participación en el Congreso o en los ministerios, lo que no es otra cosa que reconocer inferioridad de méritos propios. Lo que están haciendo esas guerreras del género, que, insisto son un pequeño porcentaje que vocifera mucho, es pagar con la misma moneda. ‘Tú me maltratas, yo te maltrato’. Están actuando desde el odio, no desde el amor. Reinvidico hoy a la mujer que, sabiéndose diferente al hombre, exige – porque merece – igualdad de oportunidades para desarrollar todas sus potencialidad, sin recurrir a leyes artificiosas que lo único que hacen es degradarla».
Plaza concluye: «Esa mujer me gusta. A esa mujer admiro. Y esa mujer es la inmensa mayoría; por eso le cantamos, le pintamos cuadros, le hacemos esculturas y nos quitan el sueño».