Una batalla campal… en eso se convirtió el caso de la minera Dominga, un escenario de guerra de muchas miradas, lobbys y alcances políticos. Todo esto, luego del rechazo de la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región de Coquimbo a la millonaria iniciativa que pretendía levantar una mina de hierro y cobre además de un sistema portuario con una inversión de 2.500 millones de dólares. El diputado por la zona, Matías Walker, ha sido el portavoz de la molestia al rechazo culpando a su propio de Gobierno y a su correligionario DC, el ministro del Interior Mario Fernández, de ejercer presión política sobre la Comisión.
Y ahora, es el gran empresariado agrupado en la multigremial Confederación de la Producción y el Comercio quienes entran en la refriega metiéndole también presión al Comité de Ministros que deberá resolver la apelación de Andes Iron, los dueños de Dominga. Para Alberto Salas, presidente de la CPC, este rechazo es “muy grave” considerando que se transformaba en una iniciativa que llegaba a una zona del país que en este momento requiere precisamente de más inversión para poder crecer. Estas son las cosas que generan “incertidumbre” en la inversión, que atenta contra el crecimiento económico y, además, apunta a una visión política, dijo Alberto Salas.
Claro, porque en la Cámara de Diputados se aprobó hoy una comisión investigadora para determinar los lazos de Dominga con la familia Piñera cuando éste estaba en La Moneda y determinar si su orden de bajar Barrancones fue para favorecer estos intereses particulares siendo Presidente de todos los chilenos.
Vaya campo de batalla de inversión millonaria, medioambiente, lobbys, mirada de futuro y campañas presidenciales que están en su punto de ebullición…