Fue un momento de tensión… Y así lo vivió el capitán de la selección chilena, Claudio Bravo, cuando a viva voz reprendió a las tribunas por estar pifiando al equipo por el rendimiento que mostraba ante su rival venezolano. Finalizado el encuentro, Claudio Bravo explicó su malestar ante la actitud de la hinchada señalando que, «No se entiende cuando hay pifias de por medio. A veces hay pifias cuando el balón va hacia atrás y luego termina en gol la jugada. Cuesta entender cuando la gente no te quiere acompañar”.
Algunos señalaron que el chileno está “exitista”, que está exigiendo demasiado a una generación que ya ha dado muchas alegrías y que estas pifias son totalmente injustas. Pero, como consumidores de un espectáculo que es el fútbol, ¿no es válido que luego de pagar por una entrada bastante cara, les exijas al máximo a los artistas que corren tras la pelota?
Dicen que el público que va a los encuentros de la Selección chilena, “no es el público del fútbol” explicando esta ausencia de incondicionalidad ante todo. Pero qué es mejor, ¿esa incondicionalidad de barra brava o la exigencia de quien paga por ver un espectáculo profesional?…