Su ejecución puede cambiar totalmente el «sabor» de un partido. Puede consagrar a estrellas e incluso cobrar la vida de quien lo ejecuta. ¿Cuál es la historia del gol más hermoso de este deporte?
Los primeros registros de esta jugada se remontan a los albores de las naciones sudamericanas. Más específicamente al puerto del Callao, en Perú, donde los trabajadores locales disputaban intensos partidos contra los constructores de ferrocarriles británicos de la segunda mitad del Siglo XIX. La «chalaca» era la técnica con la que los peruanos dejaban boquiabiertos a los padres del balompié.
«Chalaco» es el apodo con el que se conoce a las personas que viven en Callao, el principal puerto de Perú.
Pero la tradición no quedó ahí simplemente. Los comerciantes navieros del Perú llevaron esta jugada hasta Talcahuano, uno de los puertos más importantes de Chile y del extremo sur del continente. Ahí, los locales la rebautizaron como «Chorera» y algunos periódicos locales ya registraban estos encuentros -predecesores de los partidos internacionales de selección- las impresionantes técnicas con las que se disparaba al arco.
Pero, ¿cómo logró Chile arrebatarle a Perú la «autoría» de esta jugada? El canje llegó desde la península ibérica.
Historiadores del fútbol señalan al español nacionalizado en Chile, Ramón Unzaga no solo como el que popularizó «la Chilena», son categóricos en afirmar que él la inventó en enero de 1914 en la cancha de «El Morro» en Talcahuano. Incluso el famoso escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano, daba fe de aquello en su crónica.
«Ramón Unzaga inventó la jugada en la cancha del puerto chileno de Talcahuano: con el cuerpo en el aire, de espaldas al suelo, las piernas disparaban la pelota hacia atrás, en un repentino vaivén de hojas de tijera»
Efectivamente, Unzaga participó en el juego inaugural de la Copa América, por entonces llamada «Campeonato Sudaméricano», el 2 de julio de 1916 en Montevideo, Uruguay. Chile se enfrentó a los locales y, a pesar de caer por un categórico 4-0, quedó en la retina de muchos la maniobra aérea ejecutada por el defensor Unzaga con la que evitó uno de los tantos del plantel charrúa. A partir de ahí, la inusual jugada quedó ligada al topónimo chileno, según consigna BBC Mundo.
Pero, pese a que siempre se asocia este movimiento con el espectáculo del fútbol, hubo un momento en que la «chilena» cobró la vida de una leyenda justamente de Chile
David Arellano llevaba años haciendo carrera en el fútbol chileno. Miles aún lo recuerdan como el padre fundador del conjunto de Colo Colo y con el pasar de los años se convirtió en una de las grandes figuras del deporte chileno en la primera mitad del Siglo XX. Arellano viajó con su equipo a una gira por España, donde consagró la jugada con la que Unzaga se hacía famoso años antes.
Lamentablemente, en uno de los intentos de realizarla, Arellano falló al estrellarse contra otro jugador y al caer, estrelló sus piernas contra su estómago. Un día después, la leyenda fallecía por una severa peritonitis.
Con su jugada, la chilena alcanzó tintes épicos y hasta la actualidad es celebrada como una epopeya cada vez que se ejecuta.