Una rara situación se vivió en Australia, cuando un joven y antes de abordar su vuelo, decidió enviar como equipaje una lata de bebidas. Sí… ¡una lata de bebidas!
Para su sorpresa la lata apareció en la cinta de entrega de equipajes en el lugar de destino y fue retirada por su dueño.
¿Hay alguna explicación para esto? Si la hay. El joven oceánico confesó tener un amigo que trabaja en el aeropuerto de Melbourne y lo único que trató de hacer fue poner a prueba el servicio del personal encargado del equipaje y el resultado fue el óptimo.
Su lata llegó sana y salva, confirmando que aún hay lugares en el mundo donde las cosas prefieren hacerlas de buena manera.