Por Rainiero Guerrero.
20 horas en punto en la ciudad de Buenos Aires, 19 horas en Santiago y el maestro Guillermo Rifo, director residente de la orquesta sinfónica del Teatro Colón, sale al escenario, lo sigue Ángel Parra Cereceda, director musical del espectáculo, guitarra en mano, para integrarse como uno más de la orquesta. Comienza la obertura que da paso a Run Run se fue pa’l Norte en las voces de Javiera Parra y Soledad Pastorutti. En la tribuna de honor, la Presidente de la República Michelle Bachelet y un Teatro Colón colmado que comienza a disfrutar el arranque del mayor homenaje que se haya brindado a la música de Violeta Parra, en el año que se conmemoran los 100 años de su nacimiento.
Casi dos de hora de música separadas en tres partes, comenzando con un repaso sinfónico a piezas de Violeta de diferentes épocas y que vieron un nuevo aire en las voces de Loli Molina (Qué he sacado con quererte), Camila Moreno (De cuerpo entero), Kevin Johansen (Casamiento de negros) con olvido de letra incluido, Beto Cuevas (Santiago penando estás) y Gepe (Rin del angelito). La segunda parte fue la sección folclórica donde destacó el trabajo de Ángel Parra en las cuerdas de sus guitarras de 6 y 12 cuerdas, como también las exigentes intervenciones en el cuatro y charango. Esta sección incluyó versiones de adelanto del trabajo ‘La últimas composiciones’, recientemente estrenado por Ángel y Javiera y que revisita, 51 años después, el último disco de canciones originales de Violeta Parra, presentado en 1966, sólo meses antes de su muerte en 1967. La sección folclórica sumó la participación de Patricio Manns, Sandra Mihánovic, Roberto Márquez y Los Tekis, sección donde se escucharon los acordes de La exiliada del sur, Pupila de águila o Mazurkika Modernica entre otros.
Para la tercera parte y final la orquesta del maestro Rifo regresó a escena para entregar quizás si la parte más emocionante y solemne del programa. La sentida versión para Volver a los 17 o la alegre interpretación de Sandra Mihanovic para La Jardinera fue marcando el cierre que encontró su punto más alto, en cuanto a emoción, en la versión de Roberto Márquez (Illapu) para la desgarradora letra de Maldigo del alto cielo. Como tenía que ser la noche se cerró con todas las voces todas, cantando el himno más importante de la música popular de este lado del mundo; Gracias a la vida.
El Colón se apagó, abrió sus puertas para la música de Violeta Parra con músicos de acá y allá. Impecable homenaje que se espera pueda replicarse en Chile, en un escenario que esté al mismo nivel que el suelo porteño y que permita el ingreso, sin permisos y objeciones, al innegable legado cultural de la artista más importante que ha nacido en suelo nacional.
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