PUNTERO FANTASMA

Futbolistas/funcionarios: el Banco del Estado postula a Segunda

Felipe Pumarino |

Los años inmediatamente posteriores al Golpe de Estado de 1973 fueron violentísimos, revueltos y en ocasiones algo disparatados. A todo nivel, durante un buen tiempo hubo acogida para las ideas más peregrinas. Y el fútbol no estuvo ajeno: baste recordar que en algún momento Famae aspiró a tener su propio equipo profesional, cosa de que los militares avalaran sobre el césped ese discutible mote del “siempre vencedor, jamás vencido”.

En fin, la cosa es que uno de los tantos proyectos peloteros paridos durante esos años fue la postulación del Banco del Estado a Segunda División.

¿Un equipo de burócratas jugando por los puntos? Por qué no, se preguntaba en 1975 el impulsor de esta iniciativa, ni más ni menos que uno de los tipos más sensatos que haya pasado por nuestras canchas: Braulio Musso, padre fundador del Ballet Azul y, por añadidura, eterno funcionario bancario.

Lo que ofrecía el viejo crack -y acá estaba el anzuelo- era el estadio El Llano, en San Miguel. Construido en la década del ‘20 por las cajas de Crédito Hipotecario y Nacional de Ahorros, pasó luego a propiedad del banco estatal: bajo su alero se formó un equipo de fútbol amateur donde llegó a jugar el legendario Raúl Toro, funcionario de la Caja de Ahorros y quizás el primer gran ídolo del fútbol criollo.

A comienzos de los ‘70, Aviación había entrado por la ventana al fútbol rentado gracias al estadio El Bosque. El Banco del Estado ya auspiciaba a un club de básquetbol, que a mediados de esa década era el más poderoso de la capital; además tenía ramas de pesca y caza, tenis, gimnasia, andinismo, boxeo, tenis de mesa, esquí, rugby, rayuela, natación y arquería. ¿Por qué entonces, si tenía casa y varias ramas deportivas, no podía sostener a un club en el fútbol grande?

Eso se preguntaba Musso, quien ya se las había arreglado para que su querida U. de Chile entrenara en El Llano y se midiera regularmente en amistosos contra el team bancario, donde él mismo ejercía como DT.

El apetito se le abrió aún más luego de ganar de local el Campeonato Latinoamericano de Fútbol para Bancos Oficiales. Y así se puso en campaña para postular a la Segunda División, como lo relató revista Estadio: “Se trataría de un club sui géneris. El contrato de jugador de fútbol sería una prolongación o un apéndice del contrato de funcionario del banco. Confían los pioneros de la idea en que resultará particularmente atractivo -sobre todo en los tiempos que corremos- tener una carrera asegurada, sin problemas de pagos ni de estabilidad y en la que jugar al fútbol será como una parte de su función de empleado. El entrenador, Braulio Musso, sabe que necesitará algunos refuerzos, los que deben llegar bajo las condiciones propuestas: que sean primero funcionarios y enseguida jugadores”.

Huelga decir que la Asociación Central de Fútbol no picó: empeñada por órdenes “de arriba” en llevar el profesionalismo al extremo norte y Los Lagos, desestimó esta curiosa postulación que sólo sumaba otro club santiaguino a nuestros torneos. El viejo estadio El Llano (cuyo nombre oficial es Luis Barros Borgoño y en los ‘80 acogió a Magallanes) aún es escenario de las actividades deportivas de los empleados del actual BancoEstado. Y el noble Braulio Musso, jubilado hace décadas, sigue vivito y coleando.

Fotos: revista Estadio.

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