MALDITO ROCK AND ROLL

Guns N’ Roses: 24 años no son nada

Hector Muñoz |

Por Claudio Barraza

No negaré los hechos. El cassette de Guns N’ Roses con el «Apettite For Destruction» llegó de rebote a mi vida porque no le gustó a un conocido que se lo compró ya que lo encontró muy «metalero». Aunque el amor no fue a primera vista, ese disco se convirtió en la banda sonora de toda mi adolescencia y sus integrantes en verdaderos modelos a seguir.  Ya sus nombres eran extraños para uno: Axl, Duff, Izzy, Slash, Steven. Y ni hablar de sus pintas. ¿Cuánta mamá no le prohibió a sus hijos escuchar Guns N’ Roses solo por la pinta de Slash y su apología al cigarrillo, alcohol y drogas?

Con el tiempo, Guns N’ Roses se convirtió en una de las bandas más importante del planeta. El éxito los llevó a los más altos sitiales, pero también a su máxima decadencia y la historia de su propia autodestrucción y el quiebre total entre ellos terminaría siendo inevitable.

Después del último disco de estudio que sacaron, lo que conocíamos como Guns N’ Roses termina en 1996. Después de eso, todo fue nebulosa y humo por parte de Axl. Se queda con el nombre de la banda, contrata músicos de estudio  y nos promete un disco por años dando diferentes fechas de lanzamiento, millones de dólares gastados y un resultado que no fue del agrado de todos los fans (si a mí me preguntan, «Chinese Democracy» es un tremendo disco). Por otro lado, su contraparte y ex compañero Slash sacó cuanto disco le fue posible, armó y desarmó bandas, acepto tocar con quien lo invite (no olvidemos a Marta Sanchez), se rehabilita y se consolida como una de las ultimas leyendas de la guitarra.

Al final y después de mucha sangre y dichos de un lado para otro, tuvieron que pasar 20 años para que una de las duplas más importantes de la historia del rock se sentara a conversar (mención aparte a Duff McKagan, quien claramente fue el mediador). No me cabe duda que se odiaron por años, pero el tiempo siempre cura las heridas y por fin comprendieron que se necesitan mutuamente, por lo menos para mantener el negocio y esta vez probaron con una formula diferente: hacer feliz a los fans y respetarlos como tal y no como acostumbraban en los 90 o también en el siglo XXI cuando Axl Rose tocaba con sus «otros» Guns.

Cuando se confirmó la reunión, no lo dude y tuve la suerte de ver 3 conciertos de la gira Not In This Lifetime el año pasado (Coachella, Chile y Argentina) y cada una fue una experiencia particular. En Coachella, vi a Axl sentado en la silla de Dave Grohl cantando como nunca, pero sin sus movimientos característicos. Y en Argentina invitaron al baterista de la era clásica Steven Adler a tocar una canción y por 4 minutos tuvimos al 80% de su formación clásica (Izzy, cuanto te extrañamos).

He escuchado a varios decir que no vale la pena volver a verlos si tocaron hace menos de un año, que Axl no canta, que van a partir tarde y un largo etcétera. Yo como fan les puedo decir que vivan la experiencia, vayan a verlos de nuevo a Stgo Rock City este viernes 29 de septiembre en el Estadio Monumental. Axl está más simpático que nunca, Slash está por lejos en su mejor nivel, además que con el correr de la gira han ido agregando mas canciones a su conocido setlist y el show no baja de las 3 horas y media de duración como regalo a todos sus fans. ¿Será necesario mencionar aparte que vienen con The Who? A mi modo de ver las cosas existe mucha tensión entre ellos, pero positiva. Duff y sobretodo Slash están demostrando que ese puesto siempre debió haber sido suyo y aunque haya pasado mucha agua bajo el puente, estas ahora están calmas pero con un futuro incierto ya que no han dicho ninguna palabra desde que se juntaron.

¿Sacarán disco nuevo? No lo sabemos. ¿Volvieron a ser todos amigos? Tampoco lo sabremos.

Si algo he aprendido de Guns N’ Roses es que cualquier cosa puede suceder y no me extrañaría que volvieran el próximo año, o que Axl retome su trabajo de medio tiempo en AC/DC. Pero tampoco descartaría que esta sea la última vez que los veamos. De ellos y sobretodo de Axl Rose se puede esperar lo que sea, y como dijo Billy Joe Armstrong de Green Day en la inducción al salón de la fama del Rock and Roll que no quisiste ir, «You’re Fucking Crazy«.

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