Todos hablan de la profecía que habla sobre el posible fin del mundo. Un físico respondió por qué muchos creen que este 23 de septiembre será el supuesto fin de los tiempos.
Algún día el fin del mundo va a llegar y probablemente tú, que estás leyendo este artículo, ni tus próximas generaciones lo vean. Es una cosa muy improbable de ocurrir en un futuro cercano, pero muchos han oído y le temen al día 23 de septiembre, día en que «supuestamente» se acabará lo que conocemos como «el mundo».
Esta afirmación vendría del libro del Apocalipsis que aparece en la Biblia. En el se habla del «arrebatamiento» que es cuando Jesús vendrá por segunda vez a la tierra a rescatar a los que han obrado bien, mientras que los que no, se irán al infierno.
El capítulo 12 del Apocalipsis dice que el «arrebatamiento» ocurrirá cuando aparezca «una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de 12 estrellas en su cabeza».
Esto hizo pensar a algunos literalistas religiosos que se trata de una alineación astronómica que contempla a las constelaciones de Virgo (la mujer) y Leo (las estrellas). Esa condición, que la Luna esté «bajo los pies» de Virgo y que el Sol pase por la constelación, ocurriría el 23 de septiembre.
Marcelo Gleiser, físico y astrónomo, escribió una columna para la National Public Radio de Estados Unidos, dando a conocer que esa teoría no tiene asidero y que todo tiene que ver con conexiones e interpretaciones realizadas por personas que mezclan lo divino con lo astronómico.
«Los cielos muestran alineaciones inusuales y fenómenos que se han observado durante milenios. Como para los creyentes los cielos son a menudo el reino de los dioses, el salto de ver algo extraño allí y atribuirlo a algún tipo de mensaje divino no es difícil. De hecho, en las culturas de todo el mundo encontramos eclipses, cometas y lluvias de meteoros asociados con malos presagios. Si los cielos actúan de forma loca, los dioses no pueden ser felices. Si los dioses no son felices, lo pagaremos especialmente, si eres cristiano, los pecadores», afirmó respecto al origen de este tipo de profecías.
El científico explica que las personas son más sensibles a este tipo de «profecías» e interpretaciones cuando ven que ocurren muchos fenómenos naturales, como los recientes huracanes, el gran eclipse visto en agosto en Estados Unidos y los terremotos.
«Depende de nosotros colectivamente hacer una diferencia en lo que vemos a nuestro alrededor, desde la injusticia social hasta la enfermedad y el hambre. Inculcar miedo como agente de cambio no ha funcionado por milenios y no funcionará ahora», expresó.
Fotos: Shutterstock / Marcelo Gleiser
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