Es lunes por la noche. La temperatura marca 28 grados en Sao Paulo. La vigilia ha comenzado. Mañana martes Chile juega contra Brasil en la última fecha clasificatoria. Es bueno decir un par de cosas antes de que se juegue el partido, para no ser acusado de subirse al carro de la victoria o la carroza de la derrota.
No creo en los partidos de vida o muerte. Creo en los partidos importantes, esenciales. El fútbol es un juego muy serio, donde muchos orbitamos alrededor de la pelota. Es el más bello y democrático de los deportes. Es el vehículo de movilidad social. Es un movimiento supremo. Pero nadie se muere o resucita por ganar o perder un partido.
Al comienzo de la clasificatoria creí que la Roja aseguraba al boleto a Rusia antes de la última fecha contra Brasil. Sigo pensando que este equipo debió clasificar antes. Que la eliminatoria no fue buena en cuanto a la cantidad de puntos obtenidos, independiente de ir a no al Mundial. Creo que la angustia de la última fecha era evitable.
Cuando Chile perdió contra Paraguay y Bolivia pensé que estaba resuelta la eliminación. Espero estar equivocado. De verdad.
He sido testigo privilegiado, como periodista, del recorrido, avance y desarrollo de la mejor generación de todos los tiempos. No son los primeros, pero sí los mejores, los que llegaron más arriba y quienes nos obligaron a cambiar de paladar y perspectiva. Ahora nos respetan. Antes le caíamos bien a todos, porque perdíamos en todos lados. Hoy somos una visita incómoda.
Creo que Arturo Vidal es el mejor volante del mundo. Lo he escrito en estas páginas varias veces. Creo que Alexis Sánchez sería titular en cualquier equipo y selección del mundo. Creo que Claudio Bravo es, por lejos, el mejor arquero chileno de todos los tiempos. Creo que Mauricio Isla es un lateral que nunca tuvimos. Creo que a Marcelo Díaz le queda mucha cuerda. Creo que Gary Medel es un resiliente inimitable.
Creo que la clasificación es difícil. Muy difícil. Pese a que trabajo en esto hace 18 años, siento el nervio de la noche previa, imagino escenarios, pero nada se compara a la realidad del momento.
Quiero que Chile clasifique a su tercer mundial en fila. Es difícil, no imposible. Pero si no clasifica hay cosas que no cambian. Era bueno escribirlas esta calurosa noche de lunes en un hotel de Sao Paulo.
(Via As.com)