Muchos hemos utilizados alguna vez un candado, pero pocos se han fijado que estos tienen un pequeño agujero. Esta es la función que cumple.
De seguro, alguna vez en tu vida tuviste un candado. Quizás fue para proteger un casillero, poder amarrar tu bicicleta a un árbol o simplemente para cerrar alguna puerta o portón de tu casa.
Los candados aparecieron por primera vez en el Antiguo Egipto y Babilonia, desde donde se traspasó a las primeras civilizaciones como la china, griega y romana, cuenta El Mercurio.
Los candados que conocemos hoy en día tienen, cerca de la ranura por donde entra la llave, un agujero que muy pocos conocen cuál es su uso. Muchos candados se ven expuestos a las condiciones meteorológicas, porque son usados en los exteriores y ese pequeño hoyo cumple un papel fundamental ahí.
Se ocupa para que el agua que entre dentro del mecanismo escurra y se evapore, pero también se ocupa para poder lubricarlo y así hacer que su parte interior se mantenga en buen funcionamiento y no se dañe por el óxido.
Los que no poseen ese agujero es posible que sean para uso interior o están fabricados con elementos inoxidables. ¿Qué te parece?
Fotos: Shutterstock
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