Por Jorge I. Lagás
Foto: Getty Images
Por fin es realidad, The Cult llega a Chile para tocar en concierto, después de algunos intentos fallidos. Pero ahora nada los detiene, tienen fecha para este viernes 6 de octubre en el Teatro Caupolicán con The Ganjas como banda invitada y con entradas por Ticketek. Lo hacen con la gira de su último disco ‘Hidden city’ (2016), tercera parte de una trilogía conceptual que iniciaron hace una década, y que los tiene muy vigentes después de 35 años de andanzas. En la previa hablamos con su vocalista histórico, Ian Astbury, y esto fue lo que salió:
-Ian, te damos la bienvenida anticipada a Chile, ¿cómo te sientes de llegar finalmente por estos lados?
-Muy bien. Originalmente queríamos iniciar toda la gira de ‘Hidden city’ en Sudamérica, pero finalmente nos tocó ir para allá al final. De todos modos es igualmente bonito, nos tiene muy emocionados.
-Para ir abriendo el apetito, descríbenos lo que se nos viene, ¿cómo vendría siendo la experiencia de The Cult en vivo?
-Bueno, tenemos 10 discos, hemos tocado por 35 años, el año pasado hicimos 90 shows, este año llevamos 30… así que The Cult es una banda real de rock and roll en vivo. ¿Qué se puede esperar? Una banda que sabe lo que hace, apasionada por lo que hace. Venimos de hacer shows muy exitosos por Europa, tocamos con bandas como Foo Fighters, en estadios, en arenas, en clubes, en cualquier ambiente nos sentimos cómodos para dar un buen show.
-Como dices, son ya 35 años de historia, toda una vida. ¿Qué te pasa a ti cuando ves todo ese recorrido?
-No mucho, en realidad. Me interesa más lo que pasa ahora. No gasto mi tiempo reflexionando en el pasado, para mí son sólo recuerdos. No escucho discos antiguos, sólo quiero hacer música nueva y nuevos proyectos, y ver nuevos shows y nuevos artistas. Para nosotros, lo más importante al tocar es estar frescos, enfocados y tener nueva música que presentar. Creo que la única forma de ser un buen artista es estar en el presente. Estar en buena forma mental, física y espiritual, en eso nos concentramos.
-De todas maneras hay cosas que no cambian, como las ganas y la pasión que han mostrado desde el principio.
-Desde que era chico, antes de tener una banda, siempre he estado interesado en la música. Y claro, nada ha cambiado desde entonces. Todavía compro música, todavía compro CD’s (risas). Escucho algo de streaming, pero no me gusta mucho, no es muy bueno. Me gusta escuchar música en el auto, cuando conduzco por Los Angeles, tengo un buen equipo ahí y suena bien. En la casa escucho vinilos. Pero de todos, mi lugar favorito para escuchar música es en el auto.
-Aunque me dices que no miras mucho al pasado, permitámonos hacerlo por un instante, porque ya son 30 años del disco ‘Electric’ (1987), que los catapultó a la fama y marcó su paso definitivo hacia sonidos más hard rock, que definieron lo que harían más adelante. ¿Qué recuerdas de esos años decisivos para ustedes como banda?
-Era un caos. Recuerdo que todo era caótico. Giramos mucho, estábamos creando mucha música. La industria era muy distinta, en la era de MTV. Al grabar no había ProTools, todavía grabábamos en cinta. Culturalmente, el rock tenía un lugar distinto al que tiene ahora. Todavía era peligroso, tenía un impacto especial. Y ese es el espíritu de la banda, desde el principio. Nos conducen cosas que a otras bandas no. Para nosotros no importa cuántos seguidores tengas, o cuántos discos vendas, todo se trata de la calidad de las relaciones que forjas. Algunas de mis bandas favoritas no venden discos, pero para mí tienen las mejores interpretaciones, la mejor música y me dan la mejor experiencia en vivo. En cambio algunas bandas son como ir al mall, te dan una versión de baja calidad, en serie y empaquetada, y con eso generan mucho dinero, pero no es lo que me atrae. Para mí, lo que estamos haciendo ahora, ‘Hidden city’, hace que las canciones antiguas sean más importantes. Discos como ‘Sonic temple’, ‘Love’ o ‘Electric’, toman ahora más contexto cuando los pones todos juntos en línea hasta lo que hacemos ahora. Nos hemos hecho más fuertes como compositores y aunque el rock ya no sea muy comercial, no somos parte de esa maquinaria. Somos independientes.
-Volvamos entonces al presente con ‘Hidden city’. El concepto detrás es toda una metáfora con lo que pasa ahora en el mundo, la sociedad y las relaciones humanas, ¿puedes contarme sobre las inspiraciones para escribir estas canciones?
-Son muchas. Siento que la forma en que recibimos información hoy en día está muy fragmentada. Cuando crecí, solamente tenías las noticias en diarios, televisión y la radio. Ahora viene de todos lados, desde los medios de comunicación social hasta la publicidad. Y todo viene en fragmentos, así que hay muchas historias que andan por ahí. El disco refleja esa forma en que la información llega fragmentada. Es como una película sicodélica. Tiene que ver con emociones, sentimientos, pasión. Al final es una fragmentación de la cultura y la civilización. Mucha gente vive en la ansiedad porque las estructuras antiguas están cayendo, el dinero está desapareciendo, la contaminación afecta el medioambiente y nuestra salud, los medios nos vuelven neuróticos (risas), nuestros cerebros están cambiando… pero se puede volver a tener cosas que nos salven: amigos, relaciones, enamorarse, viajar, crear algo, lo que sea. Que no todo sea con el teléfono o la televisión, vivir la vida de otra manera. En ese sentido los conciertos son muy importantes. Son un concierto donde la gente se reúne a intercambiar energía y experiencias increíbles. Ahí te das cuenta que no estás solo con muchas cosas que sientes.
-Vaya, son hartas cosas para pensar.
-Pensamos mucho. Hay harta información, pero pasamos todo por el filtro del corazón. Eso es lo más importante, el corazón y la inteligencia, porque el cuerpo se caerá algún día. Así que nuestras experiencias emocionales son muy importantes. El valor de nuestras relaciones y experiencias. Y bueno, quizás por eso The Cult no llena estadios (risas), porque no somos un mall. Para nosotros lo importante es la belleza. Armar un bello set en vivo, crear bella música, y eso a veces va en contra de ser comercial. No creo que ‘Hidden city’ sea un disco comercial. Pero está bien, simplemente nos situamos en otro lugar. Nos importa la relación con el público, con los fans. Que obtengan algo bueno. No los quiero insultar con malas grabaciones y una mala obra. Todos esos sentimientos están metidos en ‘Hidden city’ y la gente tiene que descubrirlos.
-Una buena tarea para la casa. Finalmente, recordemos la vez que estuviste en Chile, en 2004 junto a ex integrantes de The Doors en un proyecto que se llamaba The Doors of the 21st Century, donde asumiste el papel de frontman, es decir, el Jim Morrison del cuento. ¿Qué significa para ti todavía la figura de Jim Morrison?
-Algo muy importante. The Doors es una de mis bandas favoritas. Me producen una sensación parecida a cuando vi la película ‘Apocalypse now’, la escena final en la jungla cuando tiran napalm, fue algo increíble. Y lo relaciono con The Doors porque creo que una banda en 3D, no bidimensional. La profundidad y atmósfera que logran en sus canciones es mágica. No era como la música pop o lo que escuchábamos en la radio, The Doors va más allá. Por supuesto es una gran influencia. Me identifico con su música y sus letras. Hay gente joven que nunca pudo ver a los Doors, pero así y todo sigue cosechando nuevos fans. Gente interesada en su misterio y en su forma de haber hecho música. Dejaron un estándar alto. Hicimos esa gira por el mundo y fue una experiencia mágica.
Y ahora se viene The Cult. Las entradas están por Ticketek.