Por Héctor Muñoz Tapia
U2 siempre ha sido una banda que mira hacia adelante. En gran parte de su carrera han sido conscientes de ir cambiando y adoptando nuevos ropajes para su música, llevando los límites de la puesta en escena más allá, siempre pensando en grande. Así los vimos 3 veces en el Estadio Nacional. Y nada nos preparó para el alto vuelo emocional que viviríamos la noche del sábado 14 de octubre, donde «The Joshua Tree» fue protagonista absoluto a 30 años de su lanzamiento.
La jornada partió con Noel Gallagher’s High Flying Birds, la propuesta que el líder de Oasis presentó por tercera vez por estos lados, luciendo un repertorio cada vez más robusto y muy buenas relecturas a clásicos de su antigua banda como «Wonderwall», «Champagne Supernova» «Little By Little» y «Don’t Look Back In Anger» Una hora precisa de set antes del plato fuerte.
La espera fue matizada con una serie de poemas de William Matthews, Shihab Nye, Kate Hoyle y Jamila Woods. Palabras que hablaban sobre la libertad, el encontrar a la verdadera América y al sentido de identidad, tópicos que a estas alturas ya son atemporales, como los himnos que U2 ha sabido entregar por más de tres décadas. Pasadas las 21:20 se apagan las luces y el escenario principal sigue vacío. Desde lejos, no puedes verlos pero sí escuchar la batería de Larry Mullen Jr fuerte y claro para el arranque de «Sunday Bloddy Sunday». El arpegio de The Edge es inconfundible, el bajo efectivo de Adam Clayton complementa el trío instrumental y Bono, maestro de ceremonias, se luce interpretando ese clamor que parece nunca apagarse ni menos olvidarse. U2 está en medio de la gente, en una pasarela, a nivel del público. Sin efectos y con la enorme pantalla apagada. Es solo música y la banda se luce con más clásicos de la primera etapa. «New Year’s Day» se aprecia contundente y da paso a «Bad», donde Bono acomoda su garganta y cita en español parte de «Gracias a la Vida» de Violeta Parra, un saludo a su centenario.
La inmortal «Pride (In The Name Of Love)» selló ese set en el que los propios U2 parecían telonearse a sí mismos antes del plato fuerte: la interpretación completa de «The Joshua Tree», disco lanzado en marzo de 1987, el que los ubicó para siempre en la primera fila de lo masivo, el que los consolidó en todo el mundo y el que pareciera tener los mensajes más efectivos para lo que vivimos en el planeta en este período. ¿Razones suficientes para levantar una gira de aniversario 30 del álbum? Dada la conducta de U2 de siempre ir mirando hacia adelante, al principio generaba dudas. Pero también representó la ocasión perfecta de festejar historia y releer la realidad con el mensaje que desde el primer segundo, con la enorme pantalla de 60 metros de alto en 8K nos sumergió en una carretera para «Where The Streets Have No Name», quizás la interpretación más épica de la canción que les hemos visto a U2 por estos lados. Es la guitarra de The Edge la que nos despeja las dudas, inundando cada rincón del coliseo de Ñuñoa. Este set es necesario para todos nosotros y nos confirma la grandeza de U2, un sitial ganado hace rato en la historia de la música popular.
Nuevas imágenes visibles hasta el rincón más alejado llegan de la mano de «I Still Haven’t Found What I’m Looking For«, que a estas alturas es una plegaria que sigue sin respuesta, otro mensaje atemporal como el de «With Or Without You», ambas algo acomodadas para que Bono se luzca interpretando a sus 57 años como lo hacía a los 27. Pero no hay tiempo que pase para el momento de «Bullet The Blue Sky» y la furiosa y muscular interpretación adquiere nuevos ribetes. The Edge se pasa al teclado para cerrar el lado A del disco con «Running To Stand Still» y «Red Hill Mining Town», dando paso a la cara B y la atingente «In God’s Country». Las imágenes desplegadas en la pantalla gigante nos recuerdan del romance de la banda con Estados Unidos, sus raíces y su sentido de la libertad. Valores occidentales que U2 nunca ha dejado de lado, y que «The Joshua Tree» expuesto en vivo en el orden del disco nos lo recuerda de la manera más gráfica extrasensorial posible. «Trip Through Your Wires», «One Tree Hill» con dedicatoria a Víctor Jara y «Exit», con la única alusión a Donald Trump en todo el show, llevaron directo al cierre del álbum y una «Mothers Of Dissapeared» con un mensaje que nunca ha perdido su vigencia.
En algún momento teníamos que volver al presente, y U2 así lo dejó en claro dejando de lado la imaginería de carretera estadounidense y abrazando los colores para su seguidilla de singles facturados en el siglo XXI. «Beautiful Day», «Elevation» y “Vertigo» así lo dejaron en claro, conformando un combo directo al mentón de una banda que a estas alturas mira su pasado para seguir contándonos el estado de las cosas en su presente. Y tras una breve pausa, el show continúa con su sencillo más fresco, «You’re The Best thing About Me» y «Ultraviolet», que incluye su saludo a las mujeres que han marcado la historia en la política, las artes y los cambios sociales. En la pantalla gigante vimos homenajeadas a Violeta Parra, Michelle Bachelet, Gabriela Mistral e Isabel Allende a la par de Patti Smith, Michelle Obama, Grace Jones, Hillary Clinton y Lena Dunham, entre otras.
La enorme pantalla forma una bandera de Chile para la despedida en manos de «One» y el coro generalizado de las casi 60 mil personas en el Estadio Nacional y un cierre emotivo para un show redondo a nivel de emociones, con la música por delante de una propuesta escénica. El inicio con la banda tocando entre algunos privilegiados en cancha lo dejó en claro y los 120 minutos de canciones que, en su mayoría, se anclaron en otro tiempo, con frases y lecturas que son válidas en nuestra era. En esta etapa de sus vidas, U2 se las está arreglando para mirar el presente con los ojos del pasado. Algo que podría haber sido un simple ejercicio de nostalgia que para la mayoría significaría desgaste y falta de ideas, a los irlandeses les funcionó bajo sus propios términos. ¿»Songs Of Experience» valdrá la pena para una nueva gira continental? ¿O mejor soñar con la chance de que se reviva la gira de Zoo TV? Sea como sea, U2 se las arreglará para que esos códigos sean reinterpretados por las futuras generaciones. Como los clásicos de verdad.