Un orgullo nacional… Un centenar de amigos respondió esta invitación en mi cuenta de Facebook, la de expresar qué representa, para ti, Violeta Parra… Y Virginia Lafourcade Rojas lo resumió con maestría: un orgullo nacional. El orgullo de poseer en las vitrinas de su cultura popular a una de las arremetidas más deslumbrantes del talento latinoamericano, fuerte, altiva, arrolladora, inquieta y perturbada. Una destructora de paradigmas, libre como los huracanes y valiente como lo irracional.

En su centenario, la saludamos como un gesto de agradecimiento situándola en el pedestal honesto del pueblo chileno. Junto a Los Jaivas, Pablo Neruda y Víctor Jara, Violeta Parra es el cuarto pilar sobre el que descansa nuestra cultura popular, nuestra identidad revuelta, nuestro ancho camino de alamedas, valles, temblores y montañas.

En su actitud se nutrieron victorias de mujeres chilenas, también de los pobres y excluidos de este país que situó, como nadie pudo hacerlo mejor, al centro de la injusticia. Maldijo al alto cielo, maldijo al amor, al tormento, a la oscuridad y a la opresión. Con una voz tenue pero de acero, con una apariencia frágil pero irrenunciable, con un alma que destiló tristezas pero también los acordes más inusitados del cancionero nacional.

Saludamos y celebramos a Violeta Parra como la primera de las nuestras, como una madre que nos vio nacer, como una estrella que nos orienta en la difícil misión de ser honestos con lo que se cree y resueltos con lo que se defiende…


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