Fue un 16 de noviembre de 1997, era día domingo y sobre la capital un calor abrazador para esperar una jornada que se asomaba como histórica: Chile se jugaba su destino futbolero y en la última fecha de las eliminatorias rumbo a Francia 1998 enfrentaba a Bolivia, ya completamente eliminado en el Estadio Nacional. La última vez que Chile había estado en la parte final de un mundial de fútbol había sido en España 1982 y tras ello una final de Copa América en 1987, el tristemente célebre “maracanazo” de 1990, una Copa América hecha en Chile y que no supimos ganar y un interminable camino de frustraciones. Por eso, esa tarde representaba mucho, era el comienzo del final, una nueva era nacía de la mano de Nelson Acosta y los inolvidables goles de Iván Zamorano y Marcelo Salas.
En paralelo Perú se jugaba su clasificación ante Paraguay, expectantes de lo que pasara en Santiago. El partido, si bien tenso, siempre estuvo en poder de Chile y ya a los 23 minutos del primer tiempo Rodrigo Barrera abría la cuenta. A los 41 minutos Marcelo Salas aumentaba la cuenta y nos íbamos al descanso dos goles a cero arriba. El segundo tiempo fue una larga espera para celebrar una muy sufrida clasificación y que se vio coronada con el gol de Juan “candonga” Carreño a los 41 minutos. 3 a 0 sería el resultado final y Chile, por diferencia de goles, se metía entre los clasificados al mundial y después de 16 volvía a instalarse en zona mundial. De ese día han pasado 20 años exactos y es bueno celebrarlo y recordarlo, porque sabemos lo que siente el pueblo peruano en estos momentos. En esta parte del mundo nadie nos cuenta historias de perdedores porque las conocemos bien y hoy a 20 años de un hecho histórico en nuestro balompié creemos preciso rendirle un tributo a aquellos que iniciaron un camino que terminó hace poco, con Chile eliminado de Rusia 2018 y con dos Copas América ganadas que hace 20 años hubiesen sonado a un chiste hiriente y demoledor desde el lado de los ganadores.