Por: Javier Sandoval
Fotos: Roberto Vergara
En Chile pasa algo más que especial con los conciertos de Anthrax, tanto para su público como para la misma banda. Una retroalimentación mutua que a nosotros nos provoca un estado de catarsis bestial, liberador de una rabia y adrenalina que ni siquiera sabemos que llevamos en nuestro interior, pero que a la hora de escuchar sus canciones resulta inevitable contener. Por otra parte, la banda. Estos neoyorkinos que ven reflejada toda su calle y esencia en la manera que cantamos, en la manera que realizamos nuestra propia “war dance”, en la maldita manera que vivimos el thrash metal en Chile.
Sin caer en clichés que los periodistas dedicados a la música lamentablemente llevamos en el adn, el inicio del recital de Anthrax en el Teatro Caupolicán fue un verdadero golpe con manopla en pleno rostro, algo arrollador, ¡a-gi-la-do! Cuesta encontrar otros adjetivos para esto, porque también cuesta reflejar en palabas lo que en sonido fue el comienzo «A.I.R.» y «Got the Time», para luego seguir con la barbarie de “Caught in a Mosh” y “Madhouse”. Sólo bastaron estos cuatro temas para que la cancha del teatro fuera un infierno con más de cinco bengalas repartidas entre canción y canción, algo estéticamente fabuloso, pero con un riesgo para la integridad de las personas tremendo que sólo se visibilizará cuando acá ocurra una tragedia.
De las cuatro veces que he visto a Anthrax en vivo, siempre me he llevado un recuerdo grato, y cada vez resulta más agradable, tanto que al término de cada presentación podría decir que acabo de ver su mejor show. Son una banda enérgica arriba del escenario, donde sientes perfectamente que la pasan bien tocando y aún más, que la pasan más que bien tocando en Chile, lo que es respondido con un Caupolicán que retumbaba con los coreos de los riff de “March of S.O.D.” o con personas que saltaban de la nada para correr en círculos en «I Am The Law» o «Antisocial».
La canción que de verdad se robó la jornada fue “Belly of the Beast” (!!!), principalmente por el factor sorpresa, ya que ni siquiera esos tipos que revisan los setlist antes de cada show la esperaban. Ese fue el golazo de Anthrax, pero como en esta relación de amor entre banda y país ambos damos de nuestra parte, nosotros nos robamos la película con los dos temas que cerraron el concierto, “Indians” (con bandera del pueblo Mapuche incluída) y “Among the Living”, con unos mosh que próximamente darán vuelta Youtube bajo la etiqueta “Best Crowd Ever”.
El nexo que Anthrax y Chile ha forjado una vez más revalidó sus votos. Un concierto más que quedará para el recuerdo y que de seguro estará en los ranking de mejores espectáculos metaleros del año. Una caldera en donde cantamos y saltamos entre muertos por la rutina, pero que volvieron a la vida gracias a una de las mejores y más influyentes bandas thrash de todos los tiempos. Chile no es sólo un infierno para los recitales de Anthrax, también somos su segunda casa, una donde siempre serán bien recibidos y jamás jugarán de visita. Somos su casa… una casa que está más loca que la mierda.