Los nacionales de El Cruce tocaron esta tarde ante los reos de la ex Penitenciaría de Santiago en marco de una intervención cultural organizada por dos profesores, ambos fanáticos del blues, y que pertenecen al liceo para adultos Herbert Vargas Wallis, el que está instalado al interior de la cárcel. Dicho evento mezclaba poesía con música en vivo, la que fue interpretada por la misma banda como por quienes se encuentran privados de libertad.
Radio Futuro conversó con el guitarrista y vocalista del conjunto, Felipe Toro, donde nos detalló las sensaciones vividas y también las experiencias ganadas en significativa tarde que difícilmente puedan sacar de sus recuerdos.
“Todo estuvo en marco de un concurso literario, en donde hubo poesía y también tocó una banda de cabros que desde cero y estando ya presos, aprendieron a tocar los distintos instrumentos para armar un grupo. Se llamaban Bajo Sospecha e interpretaron canciones de Pappo, La Rata Blusera y también un cover a nosotros”, relata Toro.
El Cruce fueron los encargados de cerrar el festival. “Comenzamos con ‘Billetera o Puñalada’, todos estuvimos de acuerdo que ese era el tema adecuado para partir y romper el hielo. La reacción de las personas fue loca, se miraban entre ellos, reían, bailaban, sentían la música. Después con ‘Me Gustan Todas’ ya se entregaron”, comenta el músico de la banda que también tocó “Encender el Blues”, “Dicen Que Soy Borracho” (donde muchos de los reos hicieron bromas entre ellos), “Me Tienes Loco”, además de su nueva canción “Se Nos Fue EL Amor”, el que fue muy bien aplaudido.
Felipe Toro nos cuenta que el momento más alto de su participación fue cuando uno de los presos corrió hasta el escenario para darle agua de su botella personal. “Yo no entendí mucho, pero ni lo dude; estaba demasiado sudado. Cuando bebí todos aplaudieron. Lo abracé, le dije gracias y también le señalé que lo vi vacilar en la cancha. Luego, los profesores que organizaron el evento me dijeron que eso es parte de los códigos de la cárcel y significa respeto y validación. Fue muy emocionante por lo espontáneo”, recuerda.
Al terminar el concierto, los integrantes del conjunto compartieron con los reos, especialmente con Bajo Sospecha, mientras bebían jugo y comían brochetas de frutas. “Nos contaron que antes de la penitenciaría no tocaban nada, cero. Ahora llevan cuatro meses tocando y no sólo supieron armar un buen set, sino que están analizando la opción de que, por medio de la música, puedan tener un nuevo comienzo. Nos comprometimos en volver a vernos y tocar juntos. Fue muy significativa la experiencia y es realmente increíble ser parte de una redención a través de la música. Lo melancólico es salir de la cárcel y ver la cara de todas las personas que quedan adentro”, finaliza.