Editorial de Freddy Stock, miércoles 22 de noviembre.
Revolución energética… así fue catalogado el sistema eléctrico más extenso de Latinoamérica y uno de los más extensos del mundo que fue inaugurado esta mañana en Chile.
El nuevo sistema eléctrico del país abastecerá de energía al 97 % de la población y tendrá una longitud de 3.100 kilómetros, es decir, desde Arica hasta Chiloé. Tendrá una capacidad instalada aproximada de 24.000 megavatios y es el resultado de la Interconexión de los Sistemas Interconectados Central (SIC) y del Norte Grande (SING). Según la Presidenta Bachelet, se terminó con la absurda situación, “de tener un sistema eléctrico en el Norte Grande, y otro sistema distinto entre Taltal y Chiloé. Lo que estamos haciendo hoy es borrar esa frontera que interrumpía abruptamente la transmisión eléctrica, que aumentaba los precios y la ineficiencia».
Claro, va a aumentar la eficiencia, mejorar la competencia de energías renovables y, por supuesto, disminuirán los precios de la tarifa eléctrica. Con este ahorro y competencia mejorará el crecimiento económico, aumentará el Producto Interno Bruto (PIB), de corto y de largo plazo. “Las estimaciones hablan de una expansión de 500 millones de dólares en el primer caso y de 1.600 millones de dólares en el segundo caso», afirmó Bachelet. Y luego de esto, uno se pregunta ¿Cuánto tiempo estuvimos pagando de más? ¿Por qué se demoró 20 años en materializarse este anhelo más allá de los evidentes problemas técnicos? Y, por último, ¿Cuántas otras revoluciones como la eléctrica que beneficiarán a la ciudadanía y que se definen como imposibles no se han hecho por presiones, lobbies o campañas de terror?…