El líder del conjunto alemán asegura que así muchos aprenderían y verían nuevas culturas
Marcel “Schmier” Schirmer, líder de Destruction, conversó con Metal Underground sobre diversos temas ligados a su último trabajo discográfico, algunos conflictos con sellos discográficos en el pasado y sobre la visión de un mundo mejor.
En relación a “Under Attack”, último álbum publicado por la banda thrash en 2016, comentó que la idea detrás de ese disco eran las influencias que les daba el ritmo del mundo actual, donde nadie puede estar tranquilo por la constante conexión a celulares, donde la información pareciera que te atacara y donde no puedes estar un día sin revisar tu correo.
“Hay más guerras en todas partes. Es una triste Tendencia. ‘Under Attack’, para mí, era el título correcto. Por supuesto, es un poco controvertido al mismo tiempo porque a nadie le gusta ver problemas oscuros en su espejo. Estamos escribiendo letras como esta porque, de lo contrario, me volvería loco. Para mí, es una buena idea psicológica escribir mis ideas. A medida que viajamos por el mundo, veo muchas cosas detrás de la cortina, no solo en las noticias. Voy a países como India, Rusia, Estados Unidos o Colombia o lo que sea, en todas partes, es bueno echar un vistazo al interior y construir tu propia opinión”, añadió el cantante de Destruction.
Sobre ese punto “Schmier” hace un análisis más profundo para llegar a una conclusión basada en un planeta mejor. “Debería ser ley que todos pudieran viajar. Así entonces sería un mundo mucho mejor porque las personas verían diferentes culturas e influencias, y así entenderían mejor todo lo que sucede. De esa manera, ya no pelearían contra otras culturas”, asegura.
Finalmente, Marcel Schirmer también se refirió a una “historia de terror” que vivió junto a su banda con el sello Noise en la década de los 80. “Habíamos firmado algunos contratos malos. Ahora pudimos salir, 30 años después, gracias a un abogado y mucha paciencia e investigaciones y todo. Sí, todos en Destruction firmamos malos contratos en ese momento porque no teníamos experiencia, era algo nuevo. Como ejemplo, hoy en día, firmas un acuerdo por tal vez tres álbumes y diez años de derechos para el sello. Para nosotros en los contratos, el sello tenía los derechos de todos los discos para siempre, lo que en realidad es ilegal. Básicamente te conviertes en un esclavo del sello. El pago también era malo, ganábamos como… ¿30 centavos por álbum? Estuvo mal. En ese momento no sabíamos nada mejor”, finaliza.