MALDITO ROCK AND ROLL

Springsteen On Broadway: el «Jefe» en su forma más sencilla

Hector Muñoz |

Por José Miguel Velasco, desde Nueva York.

Respecto a su actual residencia en Broadway, el mismo Bruce Springsteen lo dice: nunca ha tenido un trabajo en su vida. Nunca había trabajado 5 días a la semana hasta estos shows. Nunca ha pisado una fábrica y es sobre todo lo que ha escrito. Ha sido exitoso toda la vida escribiendo sobre temas en los que nunca ha tenido experiencia. Ha escrito sobre autos y por mucho tiempo no sabía conducir. A continuación, compartimos claves del cuándo, cómo y por qué toparse con el cantautor de Nueva Jersey en su actual residencia acústica.

¿CUÁNDO?

Agosto 2017, Bruce Springsteen anuncia una serie de shows en Broadway, meca del teatro musical estadounidense. 5 shows íntimos a la semana (martes a sábado) en el Walter Kerr Theater, un teatro para menos de mil personas (y un tamaño de menos de la mitad del Nescafé de las Artes). Las entradas van de los 75 a los 800 dólares y se agotan al instante, lo que obliga a más fechas, y luego más fechas.

Octubre 2017, camino a Vancouver, Canadá (la ciudad donde estoy viviendo), paso por Nueva York por una semana. Mi primera vez en la ciudad. Una bicicleta y el WiFi gratis por varios lugares de la ciudad son mis compañeros para recorrer. Una de esas noches me dejo caer al teatro y tipo 11 de la noche veo a un hombre de 67 años, cabizbajo y con el peso de los años encima, que sale y saluda a sus fans que lo esperan desde incluso antes que terminara el espectáculo.

Al otro día vuelvo a mediodía al teatro y encuentro a 2 parejas que ya hacen fila para un show que comienza a las 8 PM y para el que no tienen entradas. Me quedo un rato conversando, pero eventualmente no hago la fila, porque uno: hay toda una ciudad que conocer, y dos: aunque tenía el dinero para una posible entrada, preferí dejarlo pasar porque prefería “ganar el dinero” luego de encontrar trabajo en Canadá. Lo hice. Y volví.

Enero 2018, un viaje express de fin de semana a Philadelphia planeado con antelación era la excusa perfecta para volver a Nueva York y, con el dinero ya ganado (y mi conciencia tranquila), jugármela por una entrada.

¿CÓMO?: Parte 1

Ahora… ¿cómo se consiguen entradas, si están agotadas hace meses, y sin caer en la reventa? Sólo hay 1 manera: esperando muuuucho tiempo.

La “fila de las cancelaciones” para Bruce ya es un atractivo más de Nueva York. La taquilla abre a las 10 de la mañana y afuera del teatro los fans pueden hacer guardia esperando una posible cancelación para esa noche, lo que automáticamente libera una entrada. Esta fila puede continuar hasta las 8 PM, hora de comienzo del show, y en todo ese tiempo QUIZÁS algunas entradas se liberan (no esperen que sean las de 75 dólares). Ese día de Octubre que deseché la fila se liberaron sólo 3 entradas.

La vida del fan es dura.

Si hay suerte, sea cuando abre la taquilla o durante el día, los fans expectantes pueden conseguir un ticket, volver a su casa/hospedaje a descansar, comer o salir a recorrer un poco. Si no hay tanta suerte, a veces simplemente no se cancela/libera nada hasta minutos antes, por lo que hay que “hacer guardia” y tratar de no moverse. Literalmente. Me explico: Llegué a las 11 de la mañana y ya habían 4 personas adelante, todas amables y fans de años de Bruce (una incluso había visto el show la noche anterior y lo quería repetir). Alrededor de las 4 de la tarde, el frío era tanto (a la sombra esos 10º parecían 3º) que fui a buscar un baño público o probador para ponerme un buzo por debajo de mis jeans. Eso tomó un tiempo, el suficiente para que volviera y la fila y gente que conocía ya no estaba. Habían liberado entradas justo en el momento que no estuve y había 7 personas nuevas, las cuales nunca me habían visto, por lo que “reclamar mi puesto” no serviría de nada.

El “no puede ser” retumbaba en mi cabeza a mil por hora. Pensé en tirarlo todo a la basura, pero “no surrender” dice la canción, así que a esperar. No ayudaba el hecho que ninguno de los de adelante fueran grandes fans, entre ellos dos parejas que por horas discutieron si seguir en fila o no y también había un revendedor.

La vida del fan es dura…

Hasta que una persona se fue… y al rato se liberó una entrada… luego dos… luego dos más… luego apareció la policía y el revendedor se hizo humo… y ahí quedé, a la puerta del olimpo.

Se liberó otra entrada, alrededor de 15 ese día.

Valió la pena la espera.

Se resolvió un “¿cómo?”, ahora falta resolver el otro.

¿CÓMO?: Parte 2

Trotamundos, incansable, impredecible, giras que duran años y conciertos épicos de 2, 3 o hasta 4 horas. Son conceptos a los que nos tiene acostumbrado “el Jefe”, pero no esta vez.

Por años, los fans de Bruce se han visto interpretados en sus canciones, en las que el tema principal son los sueños y todo lo que se interpone en el camino a ese sueño, sean problemas sociales, recesión económica, posiciones políticas o simplemente la vida.

Pero ahora, por primera vez, Bruce Springsteen deja de narrar el mundo que ve, los personajes que lo habitan, sus vivencias, penurias y deseos, y se convierte él mismo, luego de 45 años, en el protagonista de la historia, su historia. La pregunta (nuevamente) es… ¿cómo?

La respuesta está ahí mismo en el título del espectáculo: Springsteen On Broadway.

Broadway = Teatro = Musicales. No me malentiendan, eso no significa que Bruce invente una historia y en la mitad de un discurso se lance a una coreografía con 40 acompañantes. Es simplemente un hombre y su guitarra (o piano a momentos), su historia y sus historias: sus canciones.

En este espectáculo, el único interpretado a cabalidad es el mismo Bruce Springsteen.

Porque el concepto de Broadway se desenvuelve ante tus ojos: a diferencia de cualquier concierto donde hay comentarios entre canciones, ahora las canciones y sus letras son las que acompañan la historia, las que explican la historia, las que son banda sonora y narrador a la vez de la vida de Bruce.

Son canciones como Growin’ Up, My Hometown, Thunder Road o Tenth Avenue Freeze-Out las que acompañan la historia de sus comienzos, de su infancia y de cómo conoció a los integrantes de la famosa E Street Band.

Son canciones como My Father’s House y The Wish las que apoyan el relato de su, por momentos, (muy) tensa relación con su padre y también la historia de su madre, todo lo que ambos lo marcaron y acompañaron.

Otras como Tougher Than The Rest y Brilliant Disguise, las que usa para demostrar todo el amor y gratitud que tiene hacia su esposa (e integrante de la E Street Band) Patti Scialfa, que lo acompaña en esas mismas dos canciones, en duetos tan cercanos y apasionados como los de la gira 88 que no dejó dudas sobre su relación.

“El Jefe” no deja de ser el Jefe sin hacer una repasada por el momento político y social que atraviesa Estados Unidos, con Long Walk Home (y su mensaje de que todo lo que conocías es distinto) y The Rising (ante la adversidad, seguir adelante).

Pero cuando todo parece oscuro (en USA y en el mundo), no hay que perder la esperanza, como lo demuestra con un Dancing In The Dark que cambia completamente su significado en ese contexto social (“No puedes iniciar un incendio sin una chispa”) y Land Of Hope And Dreams (“La fe será recompensada”).

¿POR QUÉ?

Quizás no eres un fan, o quizás sí, no importa. Aquí no pretendo convencer a nadie de ir a ver un show de difícil acceso, caro y de un artista que en Chile “no pega” tanto.

Sólo puedo decir que en poco más de 2 horas, ese hombre de 67 años, que uno puede ver llegar y retirarse del teatro y parece tan frágil, ya cansado por las batallas de una vida dedicada al escenario, se convierte en un rockero que no representa su edad, que parece un roble y sólo te hace pensar “ojalá llegar así a esa edad”.

En esas 2 horas se convierte en el mito, en “El Jefe”; el que te hipnotiza con sus historias; el que te hace reír con sus chistes hacia sí mismo (muy graciosos, por cierto); el que sin nunca mencionar el nombre ELVIS te deja claro que verlo en televisión cambió su vida para siempre; el que te hace querer aplaudir y cantar todas las canciones y que al mismo tiempo te hace saber con el sonido de su guitarra y su voz que este show no es para cantar, sino para escuchar y entender y conectar y conocer…

¿Este show vale todas las penurias? Para un fan como yo: sí.

¿Es caro el show? Si, y quizás más de lo que debería ser.

¿Es necesario leer la autobiografía? No, pero ayuda. Son buenos complementos uno del otro. Hay partes y diálogos del show que son sacados directamente del libro.

¿Un no-fan puede disfrutar el show? Totalmente. Bruce es tan carismático como gracioso como serio como inspirador para echarse a quien sea al bolsillo

¿Es necesario saber inglés? Puede sonar obvio, pero si, en especial para conectar las historias con la letra de las canciones.

El tema final del show, Born To Run, dice todo lo que hay que saber sobre Bruce Springsteen la persona, el artista, el de Broadway o el de los estadios: “Vagabundos como nosotros fuimos hechos para correr”.

Ahora depende de ti si subirte a ese auto o no.

Varios ya lo hicimos. Nunca es tarde.

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