Editorial de Freddy Stock, jueves 19 de abril.
Sembrar odio… Hay una diferencia enorme entre defender con pasión un argumento o un ideal y sembrar el odio. Lo primero, el argumento, navega en las aguas del ejercicio democrático y la inconculable libertad de expresión. Lo segundo, el odio, está en el pantano de la irracionalidad, de los descalificación, de los que usan la palabra como los delincuentes utilizan los puñales. Y el que siembra odio, cosecha odio. Por esto es incalificable el nuevo arrebato de un hacedor de odio que la UDI respalda en el congreso como es el ya inefable diputado Ignacio Urrutia que esta vez, calificó de terroristas a víctimas de violaciones humanos, a los exiliados, de la dictadura de Pinochet… de la cual se ufana de defender.
Frente a colegas suyos, a adversarios de ideas que fueron torturados o con familiares directos asesinados, como Tucapel Jiménez o Carmen Hertz, Urrutia atropella en el hemiclo de un Congreso que también tiene sus propios mártires desaparecidos por Pinochet, con una bravata de odio que hay que detener de una vez por todas.
Por suerte, en su propio sector han surgido voces lamentando sus palabras pero la señal más clara la debe dar claramente su propio partido. Porque queremos entender que la UDI ya sabe distinguir entre en valor de decir lo que se piensa y la responsabilidad política de cuidar la democracia de las polarizaciones, el odio o la venganza. Cuidarla de los melancólicos de la represión y del terror…