Editorial de Freddy Stock, viernes 20 de abril.
El hermano del Presidente… Diversas reacciones ha causado la decisión del Presidente Piñera de nominar a su propio hermano como embajador en Argentina, para muchos, la delegación diplomática más importante de Chile. De esta forma, Pablo Piñera, quien fuera militante DC hasta hace pocos meses y ocupara distintos cargos en los gobiernos de la Concertación, asumirá como representante del país ante el gobierno del Presidente Mauricio Macri, empresario muy cercano al mandatario chileno.
El nepotismo evidente de esta decisión no sólo ha sido cuestionado en la oposición, pese a que casos como éste también se han visto en gobiernos anteriores, sino desde la propia vereda oficialista. El diputado UDI, Jaime Bellolio, lo calificó como “un error” y el ultraderechista, José Antonio Kast, señaló que, “por muy preparado que sea Pablo Piñera, no es razonable ni prudente que el Presidente nombre como embajador a su hermano».
El ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, justificó la designación de Pablo Piñera argumentando que, “Cuando un presidente envía su embajador a otro país, en especial a uno tan cercano, hay un mensaje adicional que no es solo técnico sino que también lo humano, el presidente Piñera le dice al presidente Macri ‘aquí te envió a una persona altamente capacitada y extremadamente cercana”.
Bueno, parecerá cercana pero poco profesional, poco republicano. En una sociedad donde la elite es endogámica, donde estudia en los mismos colegios y prácticamente se encuentran en los mismos matrimonios, la señal de dejar al hermano de embajador enrarece aún más la percepción ciudadana sobre el poder y su verdadera democratización. Deja la sensación de que se sigue privilegiando a los parientes sobre el mérito y al compadrazgo sobre el profesionalismo. Y de tener carta abierta para actuar más allá de lo correcto como si no importaran las posibles consecuencias políticas de una decisión desatinada…